Quantcast
Channel: PSICOLETRA ZARAGOZA
Viewing all 4385 articles
Browse latest View live

La Ansiedad en la Depresión

$
0
0



La ansiedad quedó definida por Pierre Janet como un miedo sin objeto, es el temor a un peligro y se traduce en un malestar físico y psíquico que puede llegar hasta el pánico; el sujeto deprimido puede presentar signos de angustia variables en función de la intensidad de la ansiedad. Ésta, igual que la fatiga, es un motivo frecuente de consulta de los deprimidos a sus médicos de atención primaria.

La depresión no está por fuerza relacionada con la ansiedad y existen depresiones auténticas sin componente ansiosa. La distinción entre la depresión y la ansiedad es un problema práctico cotidiano, pues el límite entre una depresión con componente ansioso importante y un trastorno ansioso con tendencia depresiva no resulta evidente. Además, numerosos estados ansiosos crónicos evolucionan hacia una depresión franca, pues el estado de alerta permanente engendrado por la ansiedad agota el sistema defensivo de estos individuos, que se desmoronan. Se sabe que en la ansiedad se considera que la desgracia es esperada, mientras que en la depresión ya ha llegado.

La angustia, que abarca las manifestaciones físicas relacionadas con la ansiedad, procede etimológicamente de la misma palabra latina, angustia, que significa estrechez, estado de malestar. Los accesos ansiosos se reconocen por las manifestaciones siguientes: el sujeto se queja de palpitaciones, de respiración dificultosa con opresión torácica e impresión de falta de aire, incluso de ahogo. Traga con dificultad, con una sensación de nudo en la garganta y una opresión a la altura del estómago. Está pálido, suda y presenta accesos de calor o escalofríos. Sus manos están húmedas y frías. El paciente presenta además una frecuente necesidad de orinar.

Esta tensión interior provoca comportamientos diversos que van de la postración a la agitación desordenada con deambulación incesante y raudales de palabras, pasando por una inquietud desmesurada por estresantes. Las personas con ansiedad se hallan en una espera perenne de la catástrofe sin razones reales. Exageran las consecuencias de todos los detalles cotidianos. Lo imprevisto toma proporciones desmesuradas, cuyas consecuencias evalúan con evidente pesimismo. Presentan una reactividad importante respecto de su entorno, del que, por otra parte, son muy dependientes, pues necesitan reafirmarse y soportan muy mal las separaciones. El ansioso es muy difícil de tolerar por su entorno, pues se pierde en aprensiones estériles con el mínimo pretexto, así como en una actividad inútil que puede estar cerca del pánico.

En el caso de las personas mayores, la depresión se acompaña a menudo de una nota ansiosa importante con agitación, preocupación corporal y obsesiones. Sus ideas fijas se centran principalmente en sus problemas de salud, que son un caudal inagotable, y sus cavilaciones, cuando no existe una enfermedad realmente preocupante, en la posibilidad de verse afectados por semejante enfermedad realmente preocupante, en la posibilidad de verse afectados por semejante enfermedad o en exagerar pequeños trastornos anodinos que toman proporciones fuera de lo normal. Aquí, también, la situación es muy molesta para el entorno, que sufre sus reiteradas quejas, sin que las actitudes de comprensión, de compasión o de seguridad produzcan efecto benéfico alguno.


Rodrigo Córdoba Sanz. Nº Col.: A-1324
Tfno.: 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es



La teoría Psicoanalítica en la Depresión

$
0
0



Las teorías psicoanalíticas consideran que la depresión está en relación con una experiencia de pérdida. Esta última puede referirse a un ser o a una situación (interiorizada). Los sentimientos que el deprimido experimenta son comparables a los que se sienten tras la pérdida de un ser querido. 

Estas teorías establecen un paralelismo entre el hecho de sentir una pena que atormenta a deprimido, pero que no consigue metabolizar, y el hecho de vivir un dolor que se disuelve progresivamente, como puede verse después del fallecimiento de un ser querido.

Para Freud, la emoción de la pérdida del objeto podría provocar el trastorno, pues, en el fallecimiento, el individuo admite la pérdida que ha sufrido, mientras que en la depresión el motivo de la pérdida es difícil de determinar y no se realiza esfuerzo alguno por superarlo como después de un fallecimiento.

Rodrigo Córdoba Sanz. Nº Col: A-1324
Tfno.: 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es


Depresiones endógenas

$
0
0



Las depresiones "endógenas" serían tres: el trastorno bipolar, la melancolía de involución y las depresiones estacionales.

- El trastorno bipolar requiere un artículo sólo para su explicación; se trata de oscilaciones del estado de ánimo, donde puede haber presencia de síntomas psicóticos. Cada vez se registran más subtipos.

- La melancolía de involución, representada por recaídas únicamente depresivas, periódicas, que aparecen después de los cincuenta años.

- Las depresiones estacionales: constituidas por recaídas depresivas en relación con ciertos períodos del año. Estas recaídas depresivas, que conllevan una fatiga y una tristeza importantes, se caracterizan por una tendencia a dormir mucho, así como por una necesidad imperiosa de comer (sobre todo dulces) y un aumento de peso. Las recaídas se producen sobre todo en otoño y son seguidas de períodos en que el individuo se siente normal. Cuando toma el sol en pleno invierno, el paciente depresivo nota una mejoría. Estas depresiones están relacionadas con las modificaciones de la cantidad de sol que se toma y estos pacientes se deprimen cada vez más a medida que varía la duración de la iluminación (se conoce ya la interferencia entre la iluminación y ciertos comportamientos, como la hibernación o la puesta de los huevos en los animales). Considerando, pues, que la luz actúa en los ritmos biológicos internos, se trata a estos pacientes por fototerapia, que consiste en exponerlos a una luz fuerte (2.500 lux) producida por lámparas halógenas durante varias horas por la mañana y por la noche (antes del amanecer y después de que anochezca) durante una o dos semanas. Esta exposición a la luz artificial tiene la finalidad de sincronizar nuevamente los ritmos internos biológicos del deprimido.


Rodrigo Córdoba Sanz. Nº Col.: A-1324. Zaragoza
Psicólogo y Psicoterapeuta.
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es

Las enfermedades psíquicas y la Depresión

$
0
0



Las enfermedades psíquicas

La depresión puede ser consecuencia de un trastorno psíquico.

- La esquizofrenia, es una enfermedad mental que afecta al 1% de la población y se inicia en el adolescente o en el adulto joven. Su mecanismo es desconocido y conlleva, por una parte, una ruptura, una escisión de la actividad mental. Existe pérdida de la cohesión del pensamiento (las ideas se encadenan mal y su conjunto es hermético para la comprensión), un desapego afectivo y, por otra parte, un delirio.

El déficit intelectual es progresivo, sin regreso al estado anterior. El paciente se desalienta ante la dificultad para ordenar sus ideas, el vacío interior y la impotencia para luchar contra estas modificaciones, lo que origina una depresión.

La depresión del enfermo esquizofrénica se denomina depresión atípica.
El tratamiento con neurolépticos, recomendado en las esquizofrenias, es también responsable de los trastornos del estado de ánimo y se estima que, al menos, un 10% de las personas con esquizofrenia tratados pasarán por una depresión.

- Las neurosis (de angustia, histéricas, obsesivas o fóbicas) pueden estar teñidas por una evolución depresiva. Las neurosis son trastornos psicológicos que tienen su origen en la infancia y en la evolución afectiva del individuo. Estos trastornos son responsables de síntomas en las que el sujeto es consciente y se queja, pues se siente mal en su existencia y pide ayuda para vencerlos. Se distinguen cuatro tipos:

- la neurosis de angustia, descrita por Freud como excitabilidad general, estado ansioso, acceso de angustia aguda...
- la neurosis histérica se caracteriza por una tendencia a expresar las emociones con teatralidad e hiperexpresividad, una gran variabilidad de los síntomas en función del contexto, una dependencia afectiva excesiva, manifestaciones físicas (ceguera, parálisis...) llamados trastornos de conversión, y que no corresponden a una lesión orgánica.
- la neurosis obsesiva se caracteriza por ideas obsesivas que irrumpen en la mente del sujeto, así como compulsiones, acciones que el individuo se siente impelido a realizar para que disminuya su ansiedad, pero cuyo carácter absurdo reconoce.
- la neurosis fóbica se caracteriza por un miedo-pánico a ciertas situaciones (ascensor, grandes superficies, embotellamientos, reunión pública, metro...) o ciertos objetos (cubos de basura, fobia a los microbios y las enfermedades) o animales (perros) que conllevan una modificación de los comportamientos para evitar enfrentarse a estas situaciones estresantes.

- El alcoholismo, a veces posterior a la depresión, puede ser también la causa, ya sea por efecto directo del alcohol sobre el humor, ya sea por reacción ante la degradación física, social, profesional y familiar. El alcoholismo femenino parece más asociado a la depresión que el alcoholismo masculino.
La depresión puede presentarse durante la intoxicación alcohólica, durante el síndrome de abstinencia (y desaparece después de algunas semanas).

- La toxicomanía está asociada frecuentemente a la depresión. La ingesta regular de psicofármacos y de anfetaminas, así como la privación de drogas, en particular los opiáceos produce problemas emocionales y conductuales, así como marginación social.

- Los trastornos de personalidad están a veces asociados a los trastornos afectivos. En ciertos casos, la impulsividad de estos individuos, así como el mal control de su violencia, conducen a impulsos heteroagresivos, con violencia a terceros o autoagresividad (automutilación o suicidio).

- La demencia es un deterioro global, progresivo e irreversible de las funciones cognitivas superiores. Se traduce en trastornos de la memoria, del juicio y del razonamiento, dificultades para adquirir nuevos conocimientos, para calcular, y alteraciones de la personalidad que entorpecen la vida diaria.

Rodrigo Córdoba Sanz. Nº Col.: A-1324
Tfno.: 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es


La importancia del entorno

$
0
0



Hay errores que no se deben cometer, así como líneas maestras de conducta que es necesario conocer si se quiere ayudar a un deprimido a salir de su estado. No se puede hacer un inventario de consejos, pero sí analizar lo fundamental de la conducta más adecuada y sobre todo la importancia del entorno del deprimido.

Entre las trampas que hay que evitar, la más grave es infravalorar la depresión y, sobre todo, ignorar su principal peligro: el suicidio.

Ciertas actitudes son peligrosas, ya que pueden cronificar los trastornos. Una actitud maternal y una protección excesiva del deprimido no lo alivian, pues el hecho de asumir sus funciones en su lugar, de desembarazarlo de toda responsabilidad y de situarlo en un contexto de pasividad son medidas que, tomadas aisladamente, aumentan su impresión de incapacidad y de infravaloración, y no disminuyen la pérdida de tono vital de la que se queja.

La compasión y la reafirmación sistemáticas son igualmente ineficaces ante un deprimido ansioso, a menudo ávido de numerosos y especializados chequeos de su salud que, para su decepción, la mayoría del tiempo serían normales.

La reacción inversa, que consiste en ignorar la depresión o no darle importancia achacándola al cansancio o a un simple desaliento transitorio que se puede superar si se quiere, es asimismo inútil, pues la falta de arrojo es la consecuencia y no la causa de la depresión. Acusar al deprimido de pereza no hace más que acrecentar su culpabilidad y reforzar su depresión.

En todos los casos, las reacciones inadecuadas aumentan la impresión de no ser comprendido y la inquietud del enfermo.

Una depresión, cuando es extremadamente penosa de soportar para el interesado, también lo es para los que lo rodean. Estos últimos se encuentran a menudo impotentes, pues el deprimido se repliega sobre sí mismo y es difícil comunicarse con él.

Apoyar al deprimido es indispensable, pero sostener también a los que le rodean resulta esencial, pues éstos deben adoptar una actitud benévola y tolerante para reanudar el diálogo. En efecto, el deprimido se infravalora y está convencido de su incapacidad, así como de su culpabilidad. Debe recuperar la confianza en sí mismo y verse en su justo valor.

Nunca serán demasiadas las veces que se señale el carácter nefasto de lugares comunes como con todo lo que te da la vida, no tienes derecho a deprimirte o no te falta nada para ser feliz.


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Sanitario Nº Col.: A-1324
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es
E-mail: rcordobasanz@gmail.com



Ansiedad. Definir lo intangible

$
0
0


"La ansiedad es una vivencia de temor ante algo difuso, vago, inconcreto, indefinido, que, a diferencia del miedo no tiene una referencia explícita". Enrique Rojas

"La ansiedad ese ese miedo subterráneo, no definiwww.rcordobasanz.esdo, que nos hace estar inconscientemente expectantes ante cosas que van a suceder y que refieren a la inseguridad que sientes en los ambientes en que te mueves".
Francisco Mora Teruel.

Jorge L. Tizón, describe la ansiedad "como esa especie de intranquilidad, zozobra, sensación de temor o aprensión difusa que va ligada a una serie definida de cambios corporales.

Es decir, la ansiedad sería el mecanismo que traemos con nosotros y que se desencadena ante cualquier tipo de emoción, incluso con la alegría. "Se considera que el aumento excesivo de la ansiedad es lo que produce los trastornos mentales. Cuando tenemos una una emoción fuerte, sea la que sea, - miedo, asco, irá, pero también amor o placer-, nos ponemos ansiosos", resumía Tizón.

Rodrigo Córdoba Sanz. N° Col : A-1324
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web:

Ansiedad. Definir lo Intangible 2

$
0
0



El psicólogo Francisco Javier Espada Largo, observa "que a lo largo de la historia el término ansiedad ha estado envuelto por una gran ambigüedad". Esta ambigüedad ha estado motivada "no sólo por las diferentes aproximaciones al fenómeno de las distintas corrientes teóricas", sino también por los distintos términos que se han utilizado para referirnos a ella. Y es que tanto desde el punto de vista etiológico (la ciencia que estudia el origen de las enfermedades) como desde el punto de vista etimológico (el que explica la procedencia de las palabras), la ansiedad se describe con varios vocablos. Miedo, angustia, temor, tensión, desazón o estrés son palabras que en ocasiones se utilizan como sinónimos y que pueden crear confusión.

Enrique Rojas ya señala que en gran parte de la literatura médica, angustia y ansiedad son sinónimos y que, de hecho, en algunos idiomas, como en el alemán, sólo existe un vocablo que agrupa indistintamente a las dos. No es así en francés (angoisse y anxiété) ni en inglés (anguish y anxiety), tampoco en italiano (angoscia y ansia), catalán (angoixa y ansietat) o español (angustia y ansiedad). De todos modos, el propio Rojas destaca que, en psiquiatría, ambos términos a menudo se utilizan de forma indistinta.

Con respecto a la distinción entre miedo y ansiedad, los límites son más claros. Francisco Mora Teruel nos explca: "El miedo, frente a la ansiedad, tiene una mayor especificidad en cuanto a que implica que se reacciona frente a algo concreto, frente a una amenaza a corto o largo plazo de la que conoce el origen". En la ansiedad, en cambio, esto no sucede: "Es más sutil. Es algo que te hace estar en una situación de expectativa, pero que no te permite la relajación. Ese es el estado ansioso".

Enrique Rojas también las distingue: "Podríamos decir, simplificando en exceso los conceptos, queel miedo es un temor con objeto, mientras que la ansiedad es un temor impreciso, carente de objeto exterior", escribe el psiquiatra.

Para la psicóloga Agnès Brossa, "ansiedad" sería el término que engloba otros conceptos relacionados con esta, como el miedo, la angustia y el estrés. De hecho, señala: "Dentro del DSM, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, se les llama trastornos de ansiedad".

Incluso para aquellos que la han sufrido con frecuencia -y virulencia-, la ansiedad es algo difícil de describir. "Yo entiendo emociones como la tristeza, el dolor y la rabia, y las sé explicar y metabolizar, más o menos. Pero con la ansiedad me siento inerme, me siento sin recursos" -me asegura la periodista y escritora Sabina Pons- "Es como no hallar la paz, es como tener una marejada dentro de tu cuerpo. La sangre, en vez de circular, va como oleadas. No hay sosiego. Yo la veo incompatible con la felicidad".

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Nº Col.: A-1324
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es

Ansiedad. Definir lo intangible 3

$
0
0


En su célebre libro "Inteligencia Emocional", Daniel Goleman llama a la amígdala "la sede de todas las pasiones" y reconoce el papel del neurocientífico LeDoux en descubrir su rol fundamental en el cerebro emocional. Nacido en 1949, LeDoux empezó a interesarse por "el viscoso y arrugado cerebro" en la carnicería de su padre, en su Luisiana natal. Tras una brillante trayectoria académica, se especializó en el funcionamiento de las emociones, y puso énfasis en el miedo y la ansiedad. Fue él quien, dentro del sistema límbico, identificó la función de la amígdala y la bautizó como "nuestra computadora emocional". Demostró que esta pequeña estructura es la que gobierna nuestras emociones y tiene un papel determinante en nuestras reacciones de huida y anticipación. Y no sólo de los humanos: la amígdala es también la responsable de las reacciones de miedo y ansiedad en todas las especies que la tienen, como otros mamíferos, los pájaros y los reptiles.

Según LeDoux, en la amígdala se almacenan, a modo de hemeroteca, gran cantidad de memorias inconscientes relacionadas con el miedo. Por todo ello, juega un papel fundamental en el procesamiento de nuestras respuestas emocionales, ya seamos niños, jóvenes, adultos o ancianos, y también en nuestra supervivencia. De hecho, cuando una persona percibe una señal de peligro, la amígdala se dispara para que actuemos: es la responsable de iniciar la reacción conocida como "de lucha o huida" (fight-or-flight, en inglés) que ha logrado que, como especie, todavía estemos aquí.

Gobernado por la amígdala, nuestro cerebro emocional tiene la habilidad de estimar una potencial situación de peligro -para nosotros u otras personas cercanas- con sorprendente celeridad. Y también de reaccionar con una rapidez inusitada. La amígdala actúa antes de pensar: toma las decisiones antes de que lo haga el neocórtex, que es nuestro "cerebro pensante".

"Cuando se dispara, la razón y la lógica desaparecen", escribe la psicóloga Stella O´Malley en su libro Fragile. "La amígdala tiene como prioridad esa emergencia que ha detectado y anula las partes más racionales del cerebro". Por eso hay mucha gente que se siente como "secuestrada por la amígdala", porque actúa sin pensar, instintivamente. A veces, con sobradas razones. Otras, no tanto.

Porque, en ocasiones, la amígdala nos es muy útil, sí. Gracias a ella huimos de los citados depredadores en el Paleolítico o, como padres, tenemos unos reflejos de superhéroes al impedir, por ejemplo, que un niño cruce la calle sin mirar o caiga a la piscina. Sin embargo, este órgano también tiene su lado oscuro: a menudo, nos pone en alerta de forma innecesaria, lo que nos provoca ansiedad.

Rodrigo Córdoba Sanz. Nº Col.: A-1324
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es




La Amígdala: Un arma de doble filo

$
0
0


"El problema es que la amígdala no le importa las veces que te hayas equivocado al evaluar un peligro. No le importa si reaccionas de forma exagerada y la realidad es que el niño está perfectamente seguro", ilustra Stella O'Malley. No, la amígdala trabaja como un "piloto automático" cuya función es preguntarse, sin descanso, si estamos seguros. Su tarea es mantenernos con vida y, por defecto, reacciona ante lo que percibe como una amenaza. El problema es que no sabe distinguir entre las reales y las falsas. No le importa provocarte constantemente reacciones exageradas ante situaciones de peligro que no lo son. No le importa que uno se ponga ansioso por su culpa y que, en consecuencia: "Te estés convirtiendo en una carga para ti y los que te rodean", observa la psicóloga.

Es nuestro "cerebro pensante" el que tiene que ser capaz de distinguir entre las amenazas falsas y reales. El que tiene que darse cuenta de que esa forma que, de primeras, has confundido con una araña y te ha acelerado el corazón es, en realidad, una madeja de lana negra. O que ese ruido que te llena de inquietud en medio de la noche no es más que un portazo causado por el viento.

Esa regulación de las emociones, ese pensamiento consciente, tiene lugar en los lóbulos frontales, ubicados en el neocórtex de nuestro cerebro; su parte más evolucionada. Son asistidos por el hipocampo, un órgano asociado a la memoria a largo plazo. Y es esa parte racional la que debemos entrenar para dominar a nuestra amígdala desatada, gobernada por el instinto básico de supervivencia. Y para, de este modo, poder controlar nuestros miedos y ansiedades.

"La capacidad de distinguir entre las amenazas falsas y reales es la que nos permitirá tener una existencia ansiosa e infeliz o una existencia tranquila y feliz", resume Stella O´Malley.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo. Nº Col.: A-1324
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es



Ansiedad y Herencia

$
0
0

 

En su libro sobre la ansiedad, Daniel y Jason Freeman indican que los trastornos de este tipo son "moderadamente heredables". Es decir: "Existe entre el veinte y el cuarenta por ciento de probabilidades" de que se transmitan de generación en generación. También apuntan que algunos de  los estilos de pensamiento característicos de personas con problemas de ansiedad también son "moderadamente heredables". En definitiva, la ciencia considera que nuestros genes juegan un papel  en determinar nuestros niveles de ansiedad. Sin embargo, todavía desconoce de qué genes en concreto estamos hablando.

Pero, ¿la ansiedad es pura biología? La respuesta es "no". En general, la medicina y la psicología distinguen entre los trastornos de ansiedad genéticos, con base biológica, y los trastornos de ansiedad por un problema adaptativo: porque no nos hemos adaptado bien a estas exigencias del entorno.

Así de bien ambas corrientes el psiquiatra Diego Figueroa en un reportaje del escritor Juan José Millás sobre la ansiedad: "En la psiquiatría, por lo general, se piensa que hay un componente físico o biológico que hace que unas personas sean más propensas a padecer ansiedad que otras", contaba Figueroa. "Lo importante -añadía- sería nuestra vulnerabilidad bioquímica por factores que no se conocen bien y que se estudian por parte de las grandes corporaciones, sobre todo por parte de los laboratorios farmacéuticos, que están muy interesados en medicalizar la ansiedad como se medica cualquier enfermedad de origen orgánico".

La otra corriente, continuaba: "La representan quienes pensamos que la ansiedad y la enfermedad mental en general hay que verlas a la luz de la complejidad. Los que decimos que la vulnerabilidad a la ansiedad está constituida por la suma de factores, por acumulación no lineal".

Entre estos factores que suman, enumeraba el psiquiatra, están el momento político (que nos puede poner a todos muy ansiosos, sin duda), el entorno social y, por supuesto, el factor de la crianza: "Pues en función de cómo te han criado eres más frágil o más resistente a la ansiedad". Y "una buena crianza -aseguraba el doctor Figueroa- puede reducir los factores de la herencia genética".

Rodrigo Córdoba Sanz. Nº Col.: A-1324
Instagram: @psicoletrazaragoza
Tfno.: (+34) 653 379 269
Página Web: www.rcordobasanz.es



La Ansiedad también es cosa de Niños

$
0
0


LA ANSIEDAD INFANTIL CADA VEZ ES MÁS PRECOZ E INTENSA

Maribel Martínez, psicóloga barcelonesa explica que esta patología cada vez es más frecuente e intensa: "Sí, no sólo es el aumento de casos: lo que es sorprendente es su intensidad -destaca-. "Hasta el punto de que vemos niños y adolescentes que acaban teniendo crisis de ansiedad, que ya es el máximo nivel que una persona puede tener".

Para Martínez, los términos infancia y ansiedad no deberían ir juntos con la normalidad con la que hoy lo hacen. "De hecho, los niños no deberían tener las ansiedades que están experimentando actualmente. Deberían estar felices, jugando con toda su inocencia y con toda su infancia por delante. ¡Y disfrutar de ello!".

Pero la ansiedad cada vez más temprana es una realidad que avalan cifras que siguen en aumento. En su número del 27 de febrero de 2019, la revista The Economist sostiene en un reportaje que la llamada "Generación Z" -los nacidos a partir de 1997- es nada más y nada menos que: "La más ansiosa y deprimida de la historia". La revista constata, a través de un informe del Pew Research Centre (un think-tank estadounidense) que es el setenta por ciento de los encuestados, de entre trece y diecisiete años, consideraban que la ansiedad y la depresión eran un problema importante entre sus amigos. Esta preocupación por la salud mental, además, afectaba tanto a los encuestados de clases más pobres como a los de clases más ricas.

"Estamos en una sociedad -estoy hablando fundamentalmente de Occidente- muy competitiva", sintetiza Francisco Mora Teruel. ¿Las causas? "Es una vida de un constante go go go! y eso nos pone en ambientes competitivos, donde estamos en una situación de alerta que propicia esta ansiedad".

Dentro de estos, el doctor Mora Teruel destaca los colegios, donde: "Nos hemos vuelto tan exigentes -negativamente y por desconocimiento- que les estamos reclamando a los niños que hagan cosas antes de tiempo". Este experto en neuroeducación pone un ejemplo clarísimo de esta exigencia equivocada: la moda del aprendizaje precoz de la lectura y la escritura. Una verdadera obsesión para muchos padres, pese a que está científicamente demostrado que, cuando el cerebro está maduro para empezar a leer y a escribir, el niño aprende rápidamente. Sin embargo, la corriente de la estimulación precoz -alimentada por una potente industria y la institución educativa de los que sabe mucho Mora Teruel- provoca en los hijos una presión precoz e innecesaria.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Nº Col.: A-1324
Instagram: @psicoletrazaragoza
Tfno.: (+34) 653 379 269
Página Web: www.rcordobasanz.es


Circunstancias de la Ansiedad Infantil

$
0
0



FUENTES DE ANSIEDAD INFANTIL


La vida y sus muchas circunstancias pueden ser o no ser un motivo de ansiedad. Ya se ha señalado que la ansiedad es muy personal, singular, no hay dos iguales. Como describe Stefania Andreoli: "La ansiedad nos trae un mensaje dirigido exclusivamente a nosotros".

En consecuencia, los distintos y variados acontecimientos y experiencias de la vida -como el colegio, la familia, la separación de los padres, los amigos, un accidente, las películas... -pueden ser o no ser fuentes de ansiedad infantil. Todo depende de un abanico de factores, tanto de la naturaleza de la persona como de su entorno y circunstancias. Sin embargo, es importante recalcar que los principios generadores de ansiedad del ser humano serían esencialmente dos: "La posibilidad de equivocarse (el error y el fracaso) y la posibilidad de ser abandonado, de perder el amor de los que nos quieren", detalla la psicóloga Mireia Trias Folch.

Pero también ella, como todos los expertos, considera que dentro de las nuevas fuentes de ansiedad en la infancia está el ritmo de vida acelerado que llevan los niños en la actualidad. Una aceleración impuesta por los adultos y que, recalca, está directamente vinculada a ese miedo a equivocarse. "Pocos padres hoy cuestionan un estilo de vida que implica que sus hijos hagan cuatro extraescolares a la semana, por ejemplo. Lo hacen "porque es lo que hay que hacer" y punto. Hay una obsesión con el éxito del hijo que está muy vinculada a este miedo al fracaso que mencionaba. A que el hijo no haga lo que hacen los demás. Que lo rechacen, que no llegue...".

Como corolario, decir lo siguiente; Francisco Pascual Pastor: "Tenemos niños que van al colegio todo el día y, por la tarde, tenemos padres que los han de colocar en actividades extraescolares. Y, si los niños tienen deberes para el día siguiente, acaban agotados por una mala distribución del tiempo: no sólo por el estrés, sino porque les es muy difícil sacar adelante todo lo que quieren hacer ellos y lo que sus padres les dicen que hagan".

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza. Nº Col.: A-1324
Tfno.: (+34) 653 379 269
Página Web: www.rcordobasanz.es







Padres ansiosos, hijos ansiosos

$
0
0


Niños con agendas de ministro por el horario lectivo abusivo, extraescolares, clases de refuerzo; el producto de lo que Eva Millet denomina "Hiperpaternidad". Las agendas frenéticas, sin embargo, no son su única característica. La hiperpaternidad tiene otros ingredientes. Como la precocidad y la sobreprotección de los padres, mezclada con la presión para que el hijo triunfe y... ¡la ansiedad! Que es debidamente transmitida a la prole.

En un mundo cada vez más polarizado, la crianza también se está colocando en dos extremos, ambos generadores de ansiedad. Por un lado, encontramos a más niños y adolescentes desamparados, olvidados por sus familias y con una protección social más precaria. Por otro, a niños y adolescentes cada vez más supervisados, sobreprotegidos y consentidos. En las sociedades más ricas del siglo XXI hay niños que no les importan a casi nadie y otros con unos progenitores dispuestos a allanarles el camino en la vida cueste lo que cueste.

En paralelo a una desigualdad social cada vez más pronunciada, la hiperpaternidad avanza a pasos de gigante, dominada por el miedo y las ansiedades que los padres respecto a su prole. Los padres actuales tienen pavor a que los hijos se equivoquen, y a que se frustren (el "que no se traumatice" es un mantra de los progenitores de este siglo). Sin olvidar el miedo a no hacerlo bien como padres, a no llegar a las expectativas impuestas por no sé muy bien qué panel de expertos.

Y, entre tanta inseguridad, la ansiedad campa a sus anchas. Ansiedad por llegar a todo y por dárselo todo. Para conseguir a esos niños perfectos que parece que el mundo demande. Por llegar a ser los padres perfectos, de revista.

De este modo, los bienintencionados padres ejercen tanto de guardaespaldas (y evitan así entrenar una habilidad básica en la vida: enfrentarse a nuestros miedos) como de solícitos secretarios o asistentes personales. Unos secretarios tan buenos que hasta anticipan los posibles contratiempos de los hijos. Que hasta actúan de mediadores entre los pequeños conflictos con sus amigos. Que hasta les hacen ellos mismos los deberes -¡para que no se equivoquen!-. Que los acompañarán, en el útimo año de la escuela, al examen de la Selectividad, cargados de bolígrafos de repuesto y de bocadillos. Padres y madres que ejercerán una vigilancia constante sobre su prole que produce una lógica ansiedad: la de sentirse permanentemente observado.

Y, de esta forma, cual fieles servidores, los hiperpadres no permiten que sus hijos se enfrenten a sus obstáculos cotidianos y adquieran algo también tan fundamental en la vida como es la capacidad de autonomía.

"Sí, la hiperpaternidad implica mucha sobreprotección y lo que están haciendo los padres sobreprotectores es decirles a sus hijos que hay peligros por todas partes, que, si ellos no están interviniendo o supervisando, los niños están en riesgo. Y eso genera mucha ansiedad", resume Stella O´Malley.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Nº Col.: A-1324 Zaragoza
Tfno.: (+34) 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es


La paradoja de la Ansiedad en niños/niñas

$
0
0



Los padres sobreprotectores, según Eva Millet: "hiperpadres" no soportan, literalmente, ni un grado moderado de ansiedad en sus niños. Y, aunque se ejercita con la mejor de las intenciones, de la hiperpaternidad pueden derivar muchos de los casos que profesionales como Agnès Brossa ve en sus consultas: chicos y chicas llenos de ansiedad. "Estoy convencida de que esta hiperpaternidad sobre la que has escrito nos lleva hacia aquí -asegura esta psicóloga-. Pero es que en la sociedad actual, del "niño feliz", no se permite que los niños sufran ni un poquito. Ni terapéuticamente ni para irlos preparando para una vida en la que habrá cosas que no serán tan buenas".

Como tantos maestros, educadores y terapeutas saben, Brossa hace referencia a niños y niñas "de las generaciones de finales del siglo XX y pricipios del siglo XXI, previas a la crisis". Criaturas, recalca: "A las que nunca nunca les ha faltado nada". Chicos y chicas que no han pasado por ningún tipo de estresores en su vida. Y, en consecuencia, no están preparados para superarlos.

"Estoy hablando de niños y niñas de clase medias y altas, hijos del bienestar, que han tenido ocho pares de zapatos en el armario, han viajado, que, si quieren ir al cine... Niños y niñas que no se han estado, absolutamente, de nada", describe. Y que, si además han tenido una capacidad intelectual buena y han acabado el Bachillerato y han entrado en la universidad, siguen transitando por la vida sin estrés alguno: "Hasta que de repente preguntan: "Y ahora ¿qué he de hacer?". Y les dicen: "Pues a buscarse la vida". Y la respuesta es "¡¿Cómo?! ¡Si no lo he hecho nunca! ¿Qué quiere decir que me espabile ahora?".

Desde niños, estos chicos han hecho todo lo que les han dicho sus padres -las extraescolares, las clases de refuerzo...- Han normalizado el no tener tiempo ni para jugar y el que sus progenitores se encargaran absolutamente de todo lo que concernía a sus existencias. Y ahora entran en la edad adulta -en un entorno laboral cada vez más hostil y exigente- y se les pide que "triunfen", que respondan, ¡ya! Que empiecen a producir y sean esos adultos perfectos para los que se los ha preparado desde el nacimiento.

La doctora estadounidense Madeline Levine comenta, la perfección no existe: "Y te puedo decir que, después de la genética, el segundo gran predictor de la depresión es el perfeccionismo".
"En América, desde hace más de una década, los niveles de ansiedad, de depresión y suicidio de los jóvenes han aumentado. Así que, al final, lo que tenemos que concluir es que no les estamos haciendo ningún favor a nuestros hijos al criarlos así".

Por otro lado, con la rapidez con la que está cambiando el mundo, no sabemos a ciencia cierta si lo que nuestros hijos realmente van a necesitar es un título en Harvard. Lo que sí sabemos es que han de ser resilientes -tener la capacidad de recuperarse ante la adversidad- y superar y soportar las frustraciones que, inevitablemente, la vida les traerá. "Por ello, cada vez que haces más de lo necesario por tus hijos, estás disminuyendo su capacidad de ser resiliente", concluye Levine, que se despide con esta reflexión: "Sé lo difícil que es para una madre o un padre sentarse y observar cómo su hijo se cae y se equivoca. Pero muchas veces, cuando algunos padres me dicen: "Es que no puedo soportar ver a mis hijos infelices", lo que yo les respondo es: "Pues, si no puedes, estás en el trabajo equivocado".

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo. Nº Col.: A-1324
Tfno.: (+34) 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es


Adolescentes y Ansiedad

$
0
0



EVA MILLET


Si la infancia está siendo cada vez más visitada por una ansiedad precoz y virulenta, la adolescencia no tiene nada que envidiarle. En parte porque, como señala Francisco Mora Teruel, la adolescencia es la etapa en la que, biológicamente, se experimenta más ansiedad. "La propia definición de lo que entendemos por adolescencia es que el adolescente es una persona que está frustrada y ansiosa", afirma el profesor, que califica este periodo como "una época delicada". Cualquiera que haya vivido una adolescencia estándar sabrá exactamente de lo que está hablando.

Desde el punto de vista neurológico, la adolescencia es una etapa complicada porque el adolescente, explica Mora Teruel: "Aún no tiene maduras sináptica y conectivamente las cortezas orbitofrontales mediales, que son las que nos conectan con lo que es la ética, la inhibición y el control maduro". Es por ello que la adolescencia se convierte en la edad de las heroicidades, de la impulsividad enorme hacia la consecución de lo que significa lo placentero o recompensante, en la edad en que se crea un mundo de desadaptación al mundo que te rodea: "Por eso ere rebelde, porque quieres cambiar tu entorno de acuerdo con tus parámetros". Mora Teruel nos recuerda que en gran parte de la historia han sido los adolescentes: "Los que han roto en batallas todo lo que ha sido nuestra cultura. Precisamente por esa inestabilidad del cerebro, por ese ser una persona siempre en riesgo y desafío".

Y no debemos olvidar la aparición de una contundente transformación física, propulsada por una irrupción de hormonas, encabezadas por las sexuales, que, sin contemplaciones, desatan intensos cambios corporales. Como escribe el psiquiatra Luis Feduchi: "De las etapas de desarrollo vital del individuo quizá sea la adolescencia la que en un periodo de tiempo más breve y recortado presente unos cambios anatómicos y fisiológicos tan acusados". Para este experto en adolescencia: "Sería absurdo pensar que esta situación vital no tiene repercusiones psicológicas y sociológicas", tanto en la persona donde se inicia como en el ambiente donde se produce.

Además, y esto es muy importante dado el periodo que transitamos, en la adolescencia irrumpe con fuerza el entorno social, un factor que incide en la construcción de una mayor o menor ansiedad. El psiquiatra Diego Figueroa citaba: "Cuando sales fuera de la familia y te pones a prueba con el resto de tus iguales en un mundo que es supercompetitivo dentro de una sociedad cada vez más narcisista". Una sociedad en la que la OMS cifra entre el diez y el veinte por ciento del porcentaje de los niños y adolescentes que experimentan problemas mentales. Entre estos, los trastornos de ansiedad son los más habituales y la adolescencia es una clave para el desarrollo de los mismos. La fobia social es el trastorno más habitual en este periodo.

Como sucede en los adultos, estadísticamente, las mujeres adolescentes sufren más de ansiedad que los hombres. Diferentes estudios señalan que ellas tienen el doble de posibilidades de sufrir un trastorno de este tipo. Pero, en parte, se debe a que las mujeres saben leer mejor sus emociones, reconocen mejor su desazón y tristeza y no tienen esa presión de "los chicos no lloran". Están más acostumbradas a hablar y a pedir ayuda. Son más abiertas a asumir una terapia y a confiar en el médico o el psicólogo.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo. Nº Col.: A-1324
Tfno.: (+34) 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es



Cisnes Ansiosos

$
0
0




Los cisnes ansiosos"son adolescentes con una apariencia muy serena, muy preparada, muy pulida. Se expresan muy bien, tienen muy buen aspecto: es decir, causan una primera impresión muy buena. En Instagram son como cisnes; parecen fabulosos. Pero en su interior son como niños pequeños. Niños que dependen de sus padres para que se lo organicen todo y que están acechados por la ansiedad. Como psicoterapeuta, puedo decirte que están absolutamente paralizados por ella. Muchos de sus amigos sufren ansiedad, tienen ataques de pánico. Creo que se ha normalizado una manera de vivir muy anormal. No creo que sean felices".

Así describe la psicóloga Stella O´Malley a algunos de sus pacientes adolescentes. Su descripción de cómo eran los jóvenes fruto de la hiperpaternidad, adolescentes de clases medias y altas que parecían tenerlo todo pero que sufrían la plaga de la ansiedad,

Las causas son muy similares, aunque cambiemos de territorio: preocupación por los estudios y el futuro, agobio por la familia, por las expectativas puestas en ellos y por la presión de los padres. Ansiedad por la relación con los amigos, por las redes sociales y la situación económica familiar. En un caso, ansiedad y depresión debido a un abuso sexual cuando la joven era niña.

Cómo la gestionan

Los modos de lidiar con la ansiedad de estos jóvenes también son muy similares.
Escuchar música es una estrategia habitual que casi todos utilizan, como lo es salir a pasear, correr y llorar. El desahogo, el contacto con otras personas, es importante para algunos."Lo que necesito es estar con personas de mi entorno porque, si no, me da taquicardia, empiezo a sudar", comenta K. De todos modos, estos jóvenes no están acostumbrados a hablar de sus emociones ni les han enseñado a identificarlas. La educación emocional, que empieza a reivindicarse como asignatura escolar y que conocían los niños de Primaria, no les ha llegado. En general, afirman que no saben "nada" de ella. A. comenta que hay una aplicación móvil donde puedes contar qué te pasa y te identifica lo que sientes.

No hablan de beber alcohol como recurso contra la ansiedad, pero, de los dieciséis del muestreo, cinco de ellos toman o han tomado pastillas para tranquilizarse. "Las tomo desde el año pasado, me ayudan mucho, aunque lo que más me ayuda es hablar con mi tutor", dice H. Cuando se comentan estrategias psicológicas para enfrentarse a ella, como técnicas cognitivo-conductuales (por ejemplo, exposición), no parecen muy convencidos. "Depende de la fuente de ansiedad", matiza uno. "¿No te coge más ansiedad?", pregunta otra.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo. Nº Col.: A-1324
Tfno.: (+34) 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es



Cuando la Ansiedad es un Lujo

$
0
0



"Yo creo que la gente que tiene ansiedad de verdad son los de Siria. Comen con bombas. ¡Juegan y les caen bombas!"

La doctora estadounidense Suniya S. Luthar es catedrática de psicología y profesora emérita en el Teachers College de la Universidad de Columbia. Entre sus intereses académicos está el estudio de la resiliencia -la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas-. Hace unos años, Luthar decidió analizar sus niveles en diferentes ámbitos sociales, incluidos los adolescentes en familias de clases altas y medias, un grupo poco estudiado. Descubrió que los jóvenes de clases más privilegiadas, forman parte del grupo de los más emocionalmente angustiados del país.

Existe un cierto mito de que la gente más pobre no sufre ansiedad porque está preocupada por temas más básicos. Sin embargo, la precariedad aumenta la posibilidad de sufrirla. Como señalaba el doctor Figueroa: "En un entorno de pobreza todo se vive con mayor estrés". Una afirmación que ratifica la OMS: en el citado informe sobre trastornos mentales en la juventud europea señala que los jóvenes con menos ventajas -como minorías e inmigrantes- están "particularmente afectados". Lo que ocurre a menudo, es que muchos de estos jóvenes que viven en la precariedad no tienen ni el tiempo ni los recursos para manifestar -y mucho menos para tratar- su ansiedad.

La precariedad produce ansiedad. La diferencia sería que, para muchas personas, expresarlass es un lujo que, sencillamente, no pueden permitirse. Leticia Escario, ante la pregunta de por qué parece que las clases bajas no tienen tanta ansiedad, explica: "Lo que ocurre es que hoy hay una tendencia a que cualquier cosa que se sale de lo normal automáticamente se convierte en patológica. Y en las clases pudientes hay más tendencia, sin querer, a patologizar cosas".


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo. Nº Col.: A-1324
Tfno.: (+34) 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es




Señales de la Ansiedad

$
0
0


Ansiedad. ¿Aliada o enemiga?

La ansiedad per se no es negativa. De hecho, puede ser una buena aliada para lograr  cosas en la vida, grandes y pequeñas. Como llegar puntual a una cita, aprobar esa asignatura que se te atraviesa, sacarse una carrera universitaria o ganar el torneo de Wimbledon. La ansiedad también está vinculada a la atención: nos pone en alerta, nos hace pensar más deprisa, ser más ágiles y relacionar conceptos.

"Todos los expertos señalan que un grado mínimo o moderado de ansiedad es necesario para la supervivencia, para afrontar de forma adecuada determinados retos y tareas que se nos aparecen", asegura la pedagoga Eva Bach. "La ansiedad puede esconder una gran amiga o una gran enemiga; lo que hay que saber es gestionarla, regularla. Eso es algo fundamental que los padres deben tener en cuenta", añade la psicóloga Mireia Trias. La ansiedad nos previene tanto de peligros físicos como de psicológicos, nos ayuda a ver nuestros límites: "Gracias a ella nos ponemos el casco cuando vamos en moto, pero también, por miedo a hacer el ridículo, por ejemplo, nos lo pensamos dos veces antes de hablar o nos preparamos muy bien la charla", resume el doctor Francisco Xavier Méndez Carrillo, experto en psicología infantil.

Aún hay más. La ansiedad también es clave para activar los lazos sociales. En su libro, Apuntes para una psicopatología basada en la relación (Ed. Herder), el psiquiatra Jorge L. Tizón explica que esta emoción es fundamental para activar la empatía. La ansiedad, escribe: "Promueve o estimula conductas de apego, solidaridad y defensa mutua para supervivencia del individuo y de la especie". Las emociones, como la compasión y la ansiedad, que se despiertan al oír el llanto por hambre o en busca de consuelo de un niño, por ejemplo, nos empujan a ayudarlo: "Ponen en marcha nuestro sistema emocional de cuidados y el de la indagación".

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo. Nº Col.: A-1324
Zaragoza. Tfno.: (+34) 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es


Ansiedad. El punto medio

$
0
0



¿Hasta qué punto la ansiedad es un problema o una virtud? También en la ansiedad la buena medida está en el término medio. "Te pongo un ejemplo de cero a cien. Si tenemos cien, es muy malo, pero tener cero es igual de perjudicial", ilustra Agnès Brossa. La ausencia de ansiedad es patológica, "porque no nos haría pensar en las consecuencias, no nos haría ni levantarnos por la mañana, ni cuidar nuestra higiene, nuestra alimentación y nuestros deberes laborales y como ciudadanos". En conclusión, la ansiedad debería estar entre el cincuenta por ciento de media. "Es tan malo tener mucha ansiedad como no tener ni un poco".

La psicóloga Maribel Martínez también es partidaria del término medio. Para evaluar la ansiedad de los hijos, explica: "Primero hay que pensar en esa línea roja, en la que la ansiedad es funcional. Como esos nervios de un hijo antes de un examen, que son absolutamente normales, sí, pero -puntualiza-, si puntuamos con él su nivel de ansiedad -del cero al diez, por ejemplo- y nos dice que tiene un ocho, pues, atención quizás habría que aspirar a un seis".

La frontera entre una ansiedad aliada o enemiga la marcan la tolerancia de cada uno a ella y la frecuencia de esa ansiedad. Sin olvidar el entorno cultural: hay sociedades -como la estadounidense- con más baja tolerancia a la ansiedad, mientras que hay otras -como las asiáticas o España hace cincuenta años-más resilientes.

La señal más clara entre la ansiedad normal y la patológica la marca el que la persona que la experimente deje de ser funcional, que la ansiedad interfiera en su día a día de tal manera que su vida cambie. Que, al superar el término medio según el baremo de cada uno, su ansiedad le resulte limitante y desagradable. Como resume el Child Mind Institute, la ansiedad se convierte en un trastorno cuando desarrollamos respuestas ansiosas desproporcionadas frente a cosas que la mayoría de nosotros afrontamos sin problema y nos ocurren cada día.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo. Nº Col.: A-1324
Tfno.: (+34) 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es


Tratamiento para la Ansiedad

$
0
0



El tratamiento número uno para la ansiedad empezó siendo el conductismo, el que se sigue realizando para las fobias. Posteriormente, fue evolucionando hacia la terapia cognitivo-conductual, hoy considerada el método más efectivo para tratar con éxito la ansiedad.

El padre de esta terapia es el psiquiatra estadounidense Aaron T. Beck, quien la desarrolló en la década de los sesenta del siglo pasado. Su tesis era que los pensamientos, sentimientos y comportamientos que nos producen malestar pueden desaprenderse. A menudo, muy rápidamente. Y en la base de este "desaprender" no está sólo nuestra conducta, sino también nuestra forma de pensar.

Como describe el Real Colegio de Psiquiatras del Reino Unido: "La Terapia Cognitivo-Conductual puede ayudar a cambiar la forma como uno piensa ("cognitivo") y actúa ("conductual")"; cambios que pueden hacer que la persona se sienta mejor. A diferencia de algunas de las otras "terapias habladas", señala esta institución, la TCC se centra en problemas y dificultades del presente: "En lugar de centrarse en las causas de su angustia o síntomas en el pasado, busca maneras de mejorar su estado anímico ahora".

Y esto se consigue a través de una terapia que, por un lado, trocea los problemas más complejos en partes más pequeñas para empezar a entenderlos y que busca, por otro, romper el círculo vicioso de los pensamientos negativos. Para ello, procura herramientas para que el sujeto, de forma paulatina, se exponga a la fuente de su miedo, de forma que pueda reaprender con la nueva experiencia.

Se pretende que el paciente pueda, en cierto modo, reeducar su amígdala cerebral con el objetivo de que esta no se dispare y nos llene de ansiedad cada vez que percibe algo que considera un peligro. Que logre cambiar su mecanismo de pensamiento aprendido para así cambiar sus emociones.

La terapia cognitivo-conductual tiene diversas variantes, pero, como reitera el doctor Méndez Carrillo, es la base para lidiar con la ansiedad. "Con la ansiedad se sabe que la clave del tratamiento -y esto no tiene más truco- es conocerla y enfrentarte a ella en vez de salir corriendo ante lo que te asusta. ¿Cómo se va el miedo a conducir? -pregunta-. Pues conduciendo. ¿El miedo a hablar en público? Dando conferencias..."

Y con los niños sucede lo mismo, aunque hay que adaptarla a su realidad: "Un adulto puede entender los pasos de una terapia de este tipo: tú le explicas la lógica y funciona. Para tratar la agorafobia, por ejemplo, pues el primer día caminas cien pasos desde casa, el segundo doscientos... El adulto lo pasa mal, pero lo va haciendo". Sin embargo, con los niños esto no funciona, es contraproducente.

"Por eso, como se hace con la medicación, lo que hacemos es edulcorar la terapia; ponerle "gusto a fresa" a través de recursos como el juego y los cuentos. Pero el objetivo es el mismo que con los adultos: que vean que lo que hay que hacer es enfrentarse a la fuente del miedo y que no pasa nada. Que hay un final feliz", resume Méndez Carrillo.

A propósito de los cuentos como herramienta terapéutica Agnès Brossa expone: "Sí, muchos cuentos, ya desde la antigüedad, iban muy bien, porque son historias que te hacían experimentar una dosis de ansiedad para que te adaptaras y vieras que, al final, se supera". Sin embargo, en la sociedad del "niño feliz" los cuentos un poco turbadores ya no se estilan. "Han pasado de moda"-sentencia Brossa-. "Los cuentos de hoy en día no permiten que los niños sufran ni un poquito: ni terapéuticamente ni para irlos preparando para una vida en la que habrán cosas que no serán tan buenas". A menudo, son los propios padres los que les cambian el final o, directamente, los censuran.

El paroxismo por el "que no sufra" lo encontramos en un episodio de la serie futurista Black Mirror. En el capítulo titulado Arkangel, dirigido por Jodie Foster, una madre decide implantarle a su hija un chip en el cerebro que le permitirá: a) controlar todo lo que ve y escucha a través de una tableta y b) que su hija no experimente ningún tipo de ansiedad o miedo.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Nº Col.: A-1324
Tfno.: (+34) 653 379 269
Instagram: @psicoletrazaragoza
Página Web: www.rcordobasanz.es
Viewing all 4385 articles
Browse latest View live