Modelos Categoriales o Dimensionales para los Trastornos de Personalidad
El último aliento de Anna Freud
En los confines últimos de la vida de Anna, después de que durante más de cuarenta años la imagen de su padre desaparecido hubiese sido para ella como una sombra protectora, y el propulsor interiorizado, el inspirador, el animador y el objetivo ideal de su afirmación existencial, en este tramo último y final de su vida, en el aledaño último de su muerte, su principal biógrafa Elisabeth Young-Bruehl pone con estas palabras el proceso descriptivo de la historia de Anna:
"Tan grande fue el sufrimiento de sus últimos días que ni siquiera sus fantasías le sirvieron de ayuda. Durante su larga internación en el hospital, a menudo Manna (su enfermera) la sacó a pasear en un sillón de ruedas hasta un pequeño lago donde podían arrojarles migas de pan a los patos y ver a los niños que jugaban con sus barquitos. Esas excursiones tan alegres le hacían recordar cuando ella salía con su niñera Josephine por Bergasse, pasaba por Ringstrasse y llegaba al parque de los niños donde estaba el lago lleno de peces de colores. Cuando estaban organizando uno de esos paseos para el día siguiente, y pese a lo mucho que le costaba hablar, Anna le pidió a Manna Friedmann que al regresar al hospital parara en Maresfield Gardens 20 (allí es donde se instaló su padre a su salida de Viena, y donde él murió un año más tarde, el 23 de septiembre de 1939, y allí, donde ahora está instalado el Museo de Freud, impresionante por su sencillez y por la fuerza evocadora e irradiadora que desprende, es donde Anna le sobrevivió hasta la madrugada del 9 de octubre de 1982. Allí Manna encontró en el armario de Anna, el viejo abrigo del profesor que sistemáticamente había sido limpiado y acondicionado año tras año desde finales de la guerra".
<<Después, prosiguieron rumbo al parque. Anna, que ya se había encogido y tenía apenas el tamaño de una colegiala, iba envuelta en el grueso gabán de su padre>>
Ser madre no es lo mismo que ser padre Ibone Olza
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Laura Gutman Los seres humanos nacemos buenos
Los seres humanos nacemos buenos
Para hacer el bien, necesitamos empezar por una acción muy sencilla: pensar con benevolencia hacia alguien concreto: nuestra pareja, nuestro hijo, nuestro amigo, nuestro vecino, nuestro alumno, nuestro enemigo, nuestra suegra. Pensar positivamente en el otro y sobre todo desearle permanentemente algo bueno.
El pensamiento es una energía muy poderosa, por lo tanto es indispensable que nuestra inteligencia tenga la firme intención de hacer el bien ya que esas sentencias se van a convertir en realidad, indefectiblemente.
Si hemos perdido la brújula al observarnos y constatar que no surgen de nuestro interior pensamientos bondadosos hacia los demás, es urgente que nos relacionemos con niños pequeños. Si tenemos hijos pequeños, estamos en el corazón de una oportunidad excepcional. Los niños pequeños sólo piensan con benevolencia, no se les ocurre otra cosa, ya que viven en un eterno ahora. Los niños respiran sumergidos en su propia felicidad, siempre y cuando obtengan la satisfacción de sus necesidades básicas.
Insisto, los niños nacemos todos buenos. Para poder desplegar esa bondad, solo precisamos ser suficientemente amparados -de modo tal de no tener que desviar nuestra energía para cuidarnos ya que los adultos nos protegen- y consagrarnos al juego. Sabemos que los niños –hasta los siete años de edad- tenemos la capacidad de estar en contacto permanente con los universos sutiles. Nos relacionamos espontáneamente con los dioses, con los ángeles, con los amigos imaginarios, con otras dimensiones y con otros tiempos. Permanecemos en contacto con nuestra propia sabiduría humana, ya que aún no hemos sido arrastrados por fuera de nuestro propio paraíso.
¿Por qué hemos olvidado esos talentos? Por varias razones. En primer lugar, porque al no haber sido sentidos, complacidos y percibidos por nuestra madre –que a su vez atravesó una infancia espantosa cargada de abandonos y violencia- tuvimos que desviar nuestra inteligencia para ponerla al servicio de la auto protección. Si pasamos nuestra primera infancia intentando sobrevivir, nos veremos obligados a reducir nuestra disponibilidad para entretenernos despreocupadamente, suprimiendo el contacto con otras dimensiones.
Laura Gutman
Erich Fromm La unión interdisciplinar
Como resultado de la creciente cultura tecnocrática de la psicología contemporánea, cada vez se hace más difícil conservar un espacio para la reflexión crítica y la singularidad de la relación terapéutica. Son diversos y poderosos los factores -desde las presiones de las compañías aseguradoras, la poca inversión en centros de salud mental y su masificación. Así como el difícil acceso a despachos privados por pensionistas (y otros)-.
Los escritos de Erich Fromm nos recuerdan que la práctica de la psicoterapia y el psicoanálisis siempre tiene lugar en contextos culturales y sociopolíticos, y que estos contextos inevitablemente determinan los objetivos y la manera en que se emprende el psicoanálisis.
Como señala Erich Fromm en Ética y Psicoanálisis, "la psicología no puede divorciarse de la filosofía y de la ética, como tampoco de la sociología y la economía".
Rodrigo Córdoba Sanz.
Psicólogo y Psicoterapeuta.
Zaragoza (Zona Centro).
Teléfono: 653 379 269
Trauma. Apego. Disociación
Qué es un trauma
El ser humano tiene una asombrosa capacidad de adaptación y supervivencia. Pero, a diferencia de otras especies animales, nuestro afrontamiento de lo que nos sucede tiene mucho que ver con las relaciones. Sobre todo en el largo periodo que va desde nuestra concepción hasta la vida adulta, los humanos somos dependientes de nuestros cuidadores. Nos desarrollamos en el vientre de nuestra madre, y establecemos vínculos para protegernos de nuestro entorno y poder seguir desarrollándonos física y emocionalmente.
Evolutivamente esto nos ha permitido alcanzar como especie unos niveles de funcionamiento muy elevados. Pero nuestra mayor vulnerabilidad es que somos altamente dependientes de las personas que nos cuidan mientras crecemos. Aún de adultos, los seres humanos nos movemos siempre en el ámbito de las relaciones. Por ello nada puede traumatizarnos más que otro ser humano.
Los traumas de tipo interpersonal producen trastornos más profundos en la identidad y las creencias del individuo. Estos traumas interpersonales graves, y en especial los que suceden en las primeras etapas de desarrollo, o los que se generan dentro de las relaciones de intimidad, dan cuadros clínicos que han sido englobados en el concepto de trauma complejo.
Rodrigo Córdoba Sanz.
Psicólogo y Psicoterapeuta.
Zaragoza (Zona Centro).
Teléfono: 653 379 269
El Inconsciente se desvanece
Nada serviría apoyarse en una interpretación ya dada y menos hacer acto de fe en una escuela.
Nos hallamos aparentemente inmersos en un universo freudiano. La creación artística, la política, la publicidad, la reflexión filosófica actuales constituyen una permanente referencia a la correlación entre Edipo (muerte del padre, fusión con la madre) e Inconsciente.
Y, no obstante, razones hay para estimar que toda agitación contribuye sólo a velar aquello de que se trata. Los motivos que hicieron necesario recurrir a la hipótesis del Inconsciente se hallan más bien encubiertos.
El Inconsciente ha venido a ser un objeto de fe o un gadget ideológico.
Se trata de revivir las razones de Freud como justificarla: se trata de revivir las razones de Freud, en lugar de aceptarlas desde afuera.
Rodrigo Córdoba Sanz.
Teléfono: 653 379 269
Zaragoza (Zona Centro)
Traumas Ocultos
Los "traumas ocultos" son aquellas experiencias cotidianas, que son "cosas que pasan" en todas las familias, pero no es así strictu sensu.
Tiene que ver con falta de reconocimiento, con una respurspuesta inadecuada ante las emociones, manipulaciones, ausencia de apoyo en momentos sensibles de la infancia.
Muchas de estas situaciones se relacionan con el apego: la búsqueda de protección en los cuidadores cuando somos niños, y que trasladamos en la edad adulta a las personas con las que establecemos lazos afectivos, en este contexto, se generaría según Winnicott un "falso self":
Una personalidad no integrada por cercenar el gesto espontáneo, esto es, no permitir abrir el deseo del niño sino solapar el deseo del padre/madre, destruyendo la seguridad en sí mismos.
Si hay demasiada distancia o excesiva preocupación, hablaremos de apego inseguro.
En el extremo de la inseguridad aparece el miedo, y el apego se desorganiza. Así como un estilo de apego seguro nos protege frente a lo que nos venga en la vida, los estilos inseguros o desorganizados van a interferir en nuestro modo de funcionar tanto con los demás como con nosotros mismos.
Cuando se acumulan muchas de estas experiencias adversas graves y los vínculos de apego con los cuidadores es desorganizados, se produce un fenómeno psíquico denominado disociación.
La disociación no está del todo bien definido, que incluye aspectos como la dificultad para recordar un suceso; desconexión del cuerpo, las emociones o el entorno; o síntomas corporales diversos.
Se da una fragmentación de la personalidad y de la identidad.
Pueden surgir graves problemas como:
- Lucha constante sobre sí mismo.
- Evitar recuerdos de lo sucedido.
- Rechazar aspectos de su personalidad con los que no se identifica.
- Puede pensar, sentir o hacer cosas muy distintas de lo que querría.
- Sentir cierta extrañeza respecto a sí mismo y su vivencia en el mundo.
- Permanente contradicción.
- No ha desarrollado una visión integrada de sí mismo, y muchos aspectos de su funcionamiento mental no serán aceptados, regulados y modulados adecuadamente.
:: La sintomatología disociativa se produciría por tanto en situaciones más extremas de traumatización compleja y apego desorganizado.
Sugerencia: "No soy yo". Anabel González.
Rodrigo Córdoba Sanz.
Psicólogo y Psicoterapeuta.
Zaragoza (Zona Centro).
Teléfono: 653 379 269
Los mitos en nuestra vida
Los científicos y académicos siempre se han mofado del concepto de un inconsciente colectivo (Carl Gustav Jung).
Ellos "saben" que es imposible que las personas tengan algún recuerdo que no fuera adquirido en esta vida.
Parece una idea muy extraña para aquellos de nosotros educados en estos tiempos supuestamente racionales. En una época en que hay un trasiego compulsivo no parece fácil entender que se puede acceder más allá de una vana búsqueda de valores espirituales que están ausentes.
Pretendemos que la mente a su vez se pueda reducir al cerebro. Estamos convencidos de que existe una explicación material para todo, cualquier otra descripción queda sujeta a algo "misterioso" o "etéreo", como una superstición primitiva.
Pero precisamente debido a este materialismo vivimos aislados y alienados unos de otros. La soledad y la desesperación se han convertido en el estado normal de nuestra avanzada civilización occidental. Encerrados en nuestro interior, anhelamos desesperadamente alguna sensación de conexión: con nuestro trabajo, con nuestra religión, con otra persona, con el mundo que nos rodea, con nosotros mismos.
Rodrigo Córdoba Sanz.
Psicólogo y Psicoterapeuta.
Zaragoza (Zona Centro).
Teléfono: 653 379 269
El mundo frío e impersonal
Como contraste con el frío e impersonal mundo mecanicista del materialismo, Jung describe un mundo cálido, personal y orgánico en el que cada persona está conectada con todos los aspectos del universo. Pero donde también cada persona es un individuo único, con un destino único, algo que él llama individuación (el camino del desarrollo que todos emprendemos durante el transcurso de nuestra vida).
Al igual que cualquier otra visión global, la opinión de Jung sobre la realidad deja algunas cuestiones sin respuesta sin respuesta. El concepto del inconsciente colectivo abre muchas puertas que anteriormente que habían estado cerradas al pensamiento occidental. Tradicionalmente la psicología (junto con la filosofía y la ciencia del siglo XX) ha despachado el tema de las cuestiones molestas limitándose a aquellas que sí puede contestar. Cualquier otra cuestión, en especial las de orden metafísico, se considera un sinsentido.
Por desgracia (o afortunadamente) el mundo es más complejo que nuestros sistemas de pensamiento.
La psicología de Jung respeta toda la complejidad que cada uno experimenta en el mundo. Si bien no es capaz de responder a todas las cuestiones, al menos no niega su existencia.
El concepto junguiano del inconsciente colectivo no es una construcción filosófica ni un dogma religioso; es un intento, aunque ciertamente a veces algo primitivo, de presentar una descripción detallada del mundo interior de la psique y su relación con el mundo material exterior. Jung descubrió este mundo interior al explorar minuciosamente los sueños de los pacientes y relacionarlos después con temas similares en la mitología, arte y cultura de todo el mundo. Podríamos decir incluso que fue un sesudo antropólogo también.
Rodrigo Córdoba Sanz
Psicólogo
Teléfono: 653 379 269
Zaragoza (Zona Centro)
Sintomatología disociativa
Deberíamos dedicarnos a desaprender gran parte de lo aprendido y aprender lo que no se nos ha enseñado. Ronald Laing
Se produce en situaciones extremas de traumatización compleja y apego desorganizado.
:: Pueden presentarse lagunas de memoria en el día o respecto a experiencias pasadas. Las sensaciones internas o externas se perciben con extrañeza o distanciamiento, y el comportamiento es vivido como automático o mecánico. Muchos pensamientos, sentimientos o acciones no se reconocen como propios, llegando a veces a percibirse en forma de voces. Puede haber tanto cambios marcados de personalidad como un control rígido de emociones y conducta. Algunos síntomas son físicos, de tipos muy diversos, incluyendo parálisis, movimientos involuntarios, alteraciones de la sensibilidad, pérdida de percepciones como la vista, el oído, y muchos otros.
:: Estos síntomas se combinan con las manifestaciones más generales del trauma complejo, como la alteración profunda en las creencias de uno mismo y sobre el mundo, problemas con la regulación emocional y de los impulsos, conductas autodestructivas, dificultades para llevar bien la intimidad, alteraciones de la percepción de los demás, idealización de las personas que causaron el daño y problemas médicos.
Rodrigo Córdoba Sanz.
Psicólogo Zaragoza.
Teléfono: 653 379 269
Recomiendo a pacientes y terapeutas "No soy yo". De Anabel González.
Un Psiquiatra Antipsiquiatra: Guillermo Rendueles
La desaparición del sentido de responsabilidad es la mayor consecuencia de la sumisión a la autoridad (Stanley Milgram)
Trastorno Bipolar. Psicosis maníaco-depresiva
La falta de información conduce al miedo, a los tópicos y a la superstición. Esta afirmación es válida en cualquier campo de conocimiento, es especialmente cierta cuando hablamos de trastornos mentales, de los que la mayoría de la gente sabe muy poco y sobre los que todo el mundo tiene una opinión, generalmente errónea.
En el caso de los trastornos bipolares existe un gran desconocimiento en la sociedad respecto a este tipo de enfermedad que, por otro lado, es muy frecuente en la población. Este desconocimiento conduce al estigma social, que hace que, de algún modo, la sociedad margine y oculte este tipo de enfermedades -aunque muchas han sido figuras destacadas en el arte, la ciencia o la política. El segundo, más grave si cabe, es que el desconocimiento ha provocado que muchas personas que padecen esta enfermedad no lleguen a saberlo nunca y no puedan mejorar con un tratamiento adecuado.
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo.
Zaragoza (Zona Centro).
Teléfono: 653 379 269
T. Bipolar: Miércoles 24 de Julio en París.
:: Falret mencionaba "una forma especial (de locura) que nosotros llamamos circular"
:: Elaboró las doce líneas del texto al que se refería como trastorno bipolar, comenzaba así:
"La transformación de la manía en melancolía y viceversa ha sido siempre mencionada como un hecho accidental pero, hasta el presente, no se ha tomado en cuenta que existe una categoría de locura en la cual la sucesión de manía y melancolía se manifiesta de manera casi regular. Hemos considerado este hecho de una importancia suficiente como para constituir la base de una forma especial de enfermedad mental que llamamos locura circular porque la forma de un círculo repetido de estados patológicos separados solamente por intervalos racionales de corta duración".
:: Kraepelin da un giro conceptual en 1896, decide: "hacer el paso decisivo, último, que va desde la concepción sintomática a la concepción clínica de la locura"; teniendo en cuenta "las condiciones de aparición, evolución y finalización de los cuadros patológicos".
:: Las "psicosis maníaco-depresivas" de Kraepelin, permite describir depresiones neuróticas, así como depresiones y manías reactivas de intensidad psicótica.
:: El "tipo circular" de Falret incluía ya los tipos maníaco y depresivo, una de sus manifestaciones posibles y sin que se acuerde al primero un estatuto particular. La homogeneidad de la psicosis de Kraepelin no se contesta. Reflejada en la novena edición de la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-9) publicada por la Organización Mundial de la Salud.
:: Leonhard había aceptado un criterio evolutivo que permitía separar las psicosis fásicas de la esquizofrenia de Bleuler. Separó radicalmente en los trastornos del humor las formas que llamó monopolares, maníacas o depresivas, y las de forma bipolar.
:: Había descrito también otra clase de psicosis fásicas bipolares, las psicosis de ansiedad-bienestar, excitación-inhibición, hipercinético-acinético, que no eran trastornos del humor en un sentido estricto, sino que pertenecían en la perspectiva actual a la zona límite de la esquizofrenia.
Rodrigo Córdoba Sanz
Psicólogo y Psicoterapeuta
Zaragoza. C/ Lacarra de Miguel 27. 2C.
Teléfono: 653 379 269
email: rcordobasanz@gmail.com
web: www.rcordobasanz.es
Paciente TLP y Terapeuta
:: El aprecio a un terapeuta normalmente es consecuencia de la empatía y validación del terapeuta. Estas actitudes convierten al terapeuta en "objeto bueno". Por el contrario, el aprecio por una terapia se deriva de las experiencias de aprendizaje. Las interpretaciones o confrontaciones que llaman la atención del paciente sobre sus propios problemas exponen al terapeuta a convertirse en un "objeto malo". Sin embargo, a los 3 o 6 meses, el valor de las tareas terapéuticas se pondrá de manifiesto cuando los pacientes se den cuenta que han aprendido cosas nuevas sobre sí mismos.
:: En realidad, me gusta recalcar el objetivo de la terapia (es decir, que se entiendan a sí mismos) desde la primera sesión, haciendo observaciones sobre el paciente y preguntando si ha aprendido algo nuevo.
:: El aspecto básico para el desarrollo de la introspección consiste en ayudar a los pacientes límite a entender que su intensa necesidad de atenciones suscita exigencias interpersonales y provoca el rechazo o la ira que ellos tanto temen. En ningún otro lugar esta cuestión es más importante que con el terapeuta (es decir, ayudar a que los pacientes acepten que su necesidad de cuidados y atenciones es comprensible y aceptable, y que el hecho de que esa necesidad se vea frustrada provoca muchos de sus problemas de comportamiento).
:: La creencia de muchos pacientes límite de que la "psicoterapia pueda ser útil" se ve potenciada después de 6 meses por los progresos realizados en la alianza relacional y por los aprendizajes que han tenido lugar (Gunderson). Aunque lo primero es esencial, nunca deberá considerarse suficiente.
:: La implicación y el compromiso continuos del terapeuta -como ponen de manifiesto la fiabilidad, el interés y el buen juicio- hace abrigar esperanzas en la relación que, en la primera fase de tratamiento, se suele experimentar como una peligrosa vulnerabilidad (p. ej.: "saldré perjudicado", "me rechazará"). Además, muchos pacientes límite albergan la idea en algún momento, por no decir en casi todo momento, de que "el terapeuta cuida de ellos".
:: Al finalizar el año, el paciente debería estar comprometido en la terapia y vinculado al terapeuta. Este es otro signo de que el paciente va consiguiendo evolucionar en las fases del tratamiento.
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo
Zaragoza (Zona Centro)
Teléfono: 653 379 269
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Desarrollo terapia TLP-Borderline
:: Entre los 6 y 18 meses, por lo general, se observan revisiones de terapia con éxito (Waldinger y Gunderson), se debería desarrollar dependencia positiva. Por lo general, "dependencia" no consiste en desear que a uno se le diga lo que debe hacer; básicamente consiste en una sensibilidad extrema a los estados de ánimo, actitudes y ausencias del terapeuta. El paciente, en este caso, suele confesar "mi terapeuta significa demasiado para mí", reflejando dependencia y aprensión sobre ello. Este tipo de relación también se puede establecer con cierto tipo de clínicos, desde los no dinámicos hasta los cognitivo-conductuales, los responsables del caso o los psicofarmacólogos, si bien, en este tipo de relaciones, la dependencia suele comportar una orientación y una actitud tranquilizadora más directivas.
:: En estas circunstancias, los pacientes no se resisten tanto a hablar sobre sí mismos y aprenden más de las observaciones realizadas por el terapeuta. Suelen reducirse significativamente gran parte de las conductas características del primer año para poner a prueba tanto al terapeuta como los límites de la terapia. El trabajo de conectar sentimientos a situaciones y conductas sigue siendo básico. Asimismo, reaparecen tanto las demandas de cuidados y atenciones como la manera de manejar de forma adaptativa la frustración de dichas demandas. Estos aspectos se pueden abordar más fácilmente en el contexto de cómo responde el paciente al terapeuta. En este período de la terapia, los intercambios pueden ser bastante intensos, y la tranquilidad y contención del terapeuta suelen proporcionar el apoyo necesario sin tener que ir saltando del papel de terapeuta a otros registros.
:: Aprender a pensar sobre la relación causa y efecto, en cuanto los sentimientos y relaciones interpersonales, introduce demoras en la liberación de impulsos o la evitación. Eso ayuda a mejorar la tolerancia a las emociones. El hecho de poder formar conceptos -proceso que Fonagy llama mentalización-, como cualquier hábito, ha de repetirse constantemente para llegar a ser interiorizado (psicológicamente) o grabado en forma de nuevos circuitos neuronales (biológicamente) (Fonagy y Target).
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo
Zaragoza (Zona Centro)
Teléfono: 653 379 269
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Esquizofrenia y Salud
:: La vida sexual de la persona con esquizofrenia ha sido, hasta hace relativamente poco tiempo, escasamente estudiada, por no decir nada. Lógicamente había otras prioridades más urgentes y así no se ha tenido en cuenta o ha sido muy difícil de evaluar. Se ha dado como norma prioridad absoluta al tratamiento del trastorno esquizofrénico y se ha olvidado o descuidado que una vida sexual satisfactoria, aparte de ser un derecho natural, mejora la calidad de vida e integración de estas personas y lo contrario, es decir, las alteraciones en el área sexual, repercuten muy negativamente en la evolución del cuadro clínico, lo que disminuye definitivamente su autoestima y dificulta -aún más- la capacidad de desarrollar relaciones interpersonales.
:: La realidad de los últimos análisis respecto de la sexualidad pone de manifiesto que las personas con esquizofrenia tienen una vida sexual activa, tanto psíquica como físicamente, y que el tratamiento con antipsicóticos, al mejorar sus síntomas, favorece su capacidad de relacionarse íntimamente, pero también puede ocasionar disfunciones sexuales secundarias debidas a efectos adversos de la medicación. Estas repercusiones negativas de los psicofármacos sobre la sexualidad del paciente se pueden solucionar con una buena exploración previa, un diálogo abierto y una estrategia adecuada.
:: Naturalmente no somos ingenuos y resulta muy evidente que la influencia de la esquizofrenia en la vida del paciente afecta la forma de vivenciar la sexualidad, las propias conductas sexuales y la misma actitud hacia el sexo.
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo
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Memoria Traumática
La memoria es el escribano del alma. Aristóteles
:: El estudio de la memoria traumática cuenta con una larga y venerable historia en el campo de la psicología. Se remonta como poco a París, alrededor de 1870, cuando Jean-Martin Charcot, padre de la neurología, quedó fascinado con la cuestión de qué provocaba las parálisis, los movimientos erráticos, los desmayos, los colapsos repentinos, las risas delirantes y los llantos dramáticos en los pacientes de histeria en los pabellones del hospital de La Salpêtrière. Charcot y sus alumnos gradualmente llegaron a entender que esos extraños movimientos y posturas corporales eran las huellas físicas del trauma.
:: En 1889, un alumno de Charcot, Pierre Janet, escribió el primer libro sobre lo que ahora llamaríamos Trastorno de Estrés Postraumático, en el que argumentaba que el trauma tiene lugar en la memoria procedimental, con gestos y reacciones automáticas, sensaciones y actitudes, y se reproduce y representa una y otra vez en forma de sensaciones viscerales (ansiedad y pánico), movimientos corporales o imágenes visuales (pesadillas y recuerdos recurrentes). Janet destacó la importancia de la memoria en relación con el trauma: un acontecimiento sólo se convierte en trauma cuando las emociones abrumadoras interfieren con el correcto procesamiento de la memoria. Pasado un tiempo, los pacientes traumatizados reaccionan a recuerdos del trauma con respuestas de emergencia que corresponden a la amenaza original, pero que entonces quedan completamente fuera de lugar, como correr a refugiarse debajo de la mesa cuando cae un vaso al suelo o montar en cólera cuando un niño empieza a llorar.
:: Durante más de un siglo, hemos considerado que las huellas del trauma quedan almacenadas no como relatos de las cosas malas que nos han sucedido en algún momento del pasado, sino como sensaciones físicas que se experimentan como amenazas inminentes a nuestra vida: ahora mismo. Gradualmente, en ese tiempo, hemos llegado a entender que la diferencia entre los recuerdos ordinarios (historias que se cambian y disipan) y los recuerdos traumáticos (sensaciones y movimientos recurrentes que van acompañados de emociones negativas intensas de miedo, vergüenza, ira y colapso) son resultado de un fallo en los sistemas cerebrales responsables de crear "recuerdos autobiográficos".
* Janet también advirtió que las personas traumatizadas se quedan atascadas en el pasado: se obsesionan con el horror que conscientemente quieren dejar atrás, pero se siguen comportando y sintiendo como si éste todavía continuara. Incapaces de olvidar el trauma, gastan toda su energía en controlar sus emociones en detrimento de la atención a las exigencias del presente. Janet comprobó que la amarga experiencia de esas mujeres traumatizadas no se "resolvían" con cuidados, razonamiento o modificación de conducta.
*La hipnosis, al recrear en la mente de forma segura los viejos sucesos y construir después un final imaginario satisfactorio -algo que no lograron realizar durante el suceso original porque se vieron anuladas por la impotencia y el horror- podían empezar realmente a darse cuenta de que, habían sobrevivido al trauma y podían reanudar sus vidas.
:: Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo
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No tener dónde agarrarse
:: Hay algo tierno y palpitante en la sensación de no tener dónde agarrarse.
:: Es una especie de prueba, el tipo de prueba que necesitan los guerreros espirituales para despertar sus corazones. A veces nos encontramos en ese lugar a causa de una enfermedad o de una muerte, y experimentamos una sensación de pérdida: pérdida de nuestros seres queridos, pérdida de nuestra juventud, pérdida de nuestra vida.
:: Tengo un amigo que se está muriendo de SIDA. Antes de que me fuera de viaje, estuvimos hablando y me dijo: "Yo no quería que me sucediera esto, lo odié y me dejó aterrorizado. Pero esta enfermedad ha terminado siendo el mayor regalo". Y continuó: "Ahora cada momento es precioso para mí. Toda mi vida significa mucho para mí".
:: Algo había cambiado realmente y se sentía preparado para morir: algo horroroso y pavoroso se había convertido en un regalo.
Pema Chödrön: Cuando todo se derrumba.
Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta.
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