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Entender la Disociación

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La disociación que se originó en traumas del pasado es lo que vamos a exponer aquí.
Disociación es una palabras que se utiliza para muchos síntomas diferentes y, a veces; se entiende de forma diferente por diversos profesionales.

Empezaré con la integración, que es aquello por lo cual lucha como parte principal de su curación.
LA INTEGRACIÓN: Para entender la disociación es útil entender un poco su opuesto: la integración.
En el contexto de los trastornos disociativos, la integración puede entenderse como la organización de todos los diferentes aspectos de nuestra personalidad (incluido nuestro sentido del yo) en un todo unificado que funciona de un modo cohesionado.

Cada uno de nosotros nace con una tendencia natural a integrar nuestras experiencias en una historia completa y coherente y en un sentido estable de quienes somos. Nuestra capacidad de integración nos ayuda a distinguir el pasado del presente y a mantenernos en el presente, incluso cuando estamos recordando nuestro pasado o contemplando nuestro futuro. También nos ayuda a desarrollar nuestro sentido del yo. Cuanto más seguro y protegido es nuestro entorno emocional y físico cuando crecemos, más capaces somos de desarrollar y potenciar este potencial de integración.

Cada uno de nosotros desarrolla formas típicas y duraderas de pensar, sentir, actuar y percibir, que es lo que se llama en su conjunto: Personalidad. Por supuesto, la personalidad no es "algo" que puede verse, o que viva o respire; es más bien una especie de abreviatura que describe nuestras respuestas características singulares como complejos sistemas vivos. Normalmente, las personas funcionan de una forma coordinada para poder efectuar transiciones suaves entre sus patrones de respuesta, con el fin de ajustarse y adaptarse a diferentes situaciones, lo mismo que podemos hacer con el cambio de marchas del automóvil. Se puede ir de casa al trabajo y tranquilamente cambiar los pensamientos y sentimientos y la toma de decisiones, e igualmente cambiar de acción y, sin embargo vivirnos como una misma persona. en este sentido, nuestra personalidad es estable y predecible. No obstante, para ser más eficaces en nuestra vida, siempre estamos sutilmente cambiando, ajustando y reorganizando nuestra personalidad a medida que aprendemos y tenemos más experiencias. En este sentido, nuestra personalidad es flexible.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo Zaragoza. Zona Centro. 653 379 269
www.rcordobasanz.es

Bibliografía: obras de Onno van der Hart sobre la Disociación y el Trauma.




El sentido del yo

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El sentido del yo

A lo largo de nuestro desarrollo, aprendemos gradualmente a conectar nuestras vivencias de vida a lo largo del tiempo y de las diversas vivencias que tenemos con nuestro sentido del yo. Así pues, podemos tener una percepción suficientemente clara de quiénes somos y somos capaces de situar estas experiencias en "la historia de nuestra vida"; nuestra autobiografía. Cada uno de nosotros posee un sentido del yo que constituye una parte de nuestra personalidad, que debe ser coherente a lo largo de nuestro desarrollo y a través de circunstancias diferentes: 
"Yo soy yo, soy yo mismo como niño, como adolescente, como adulto, como padre, como trabajador. Yo soy, yo mismo en circunstancias buenas difíciles o abrumadoras. Todas estas circunstancias y experiencias me pertenecen. Mis pensamientos, conducta, emociones, sensaciones y recuerdos -con independencia de que sean o no agradables o desagradables-, todos ellos me pertenecen".

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicoterapia Dinámica. Psicólogo Zaragoza. Zona Centro
653 379 269
www.rcordobasanz.es

De Aceptación-Amorosa de Ricardo Klein

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Como decía en el título, lo que para ti es una introducción, para mí es un final. El libro ya está escrito y, como dice el poeta: estas son las últimas letras que le escribo. Es que recién con el libro acabado, termino de dar-me cuenta de qué se trata el escrito.
Dedico este libro a mis maestros. Palabra difícil, si la hay. Agradezco a Román Mazzilli el fructífero diálogo que me permitió repensar los maestros de mi vida. Previo a éste, Maestro era una palabra enorme, para ser poco usada. Me di cuenta de un sometimiento, una captura que retenía potencia hipotecando saberes y aprendizajes. Maestro es cada uno de aquellos de los cuales he podido aprender. Y tras la conversa, fueron muchísimos los maestros que he tenido, y a los cuales agradezco lo recibido, lo aprehendido. He sido afortunado en aprenderes, y no me había dado cuenta. Un antiguo proverbio zen enuncia que cuando el discípulo está preparado, el maestro aparece. Sólo me queda volver a agradecer. 
Privilegiando entre mis maestros, he dedicado este libro a aquellos de los cuales y con los cuales aprendí primero a balbucear, luego a sentir, más tarde pergeñar, y por último a pensar la “aceptación-amorosa”. Cuando ésta se instaló en mi vida -y la registré primero con otra persona antes que conmigo- hallé que la paz era posible de ser alcanzada, que no había más guerras por pelear, pues el territorio se hallaba conquistado, habitado, vivido.
Al sentir “aceptación-amorosa” por parte de Rosi Zupnik, pude resignificar el haberla sentido de Magda y Samuel, que en las raíces de mi árbol ocupan el lugar de abuelos. En mi historia he tenido unos cuantos terapeutas, que abrevaban en diferentes escuelas y teorías. Probablemente no me hallaba yo en condiciones de sentir. A esta altura de mi labor clínica, me resulta claro que aquello que cura es el vínculo. Agradezco que la vida me haya brindado a Daniel Álvarez Greco como terapeuta para poder sentirme “aceptado-amorosamente”... y luego poder sentirlo conmigo.
Si la “aceptación-amorosa” existe, implica que cada persona pueda manifestarse en toda la plenitud de su existir. Para que esto sea posible, es preciso la presencia cómplice de otro (incluida la propia como la de un otro). Gracias, amigos, por contar con el privilegio de esas existencias compartidas.
Los hijos nos confrontan... con nuestras sombras. Nuestras expectativas, nuestros supuestos saberes, aquellos creídos lugares de afirmación duramente conquistados y que resultan rigideces, defensas e imposibilidades que sólo tienen una sólida argumentación. Agradezco a mi hija, maestra en develar mis sombras, algunas de las cuales pude integrar, y otras muchas que sólo pude aceptar-amorosamente que coexistieran conmigo.
Denominé las secciones utilizando los personajes de las novelas de Alejandro Dumas (Los tres mosqueteros, Veinte años despuésEl vizconde de Bragelonne I y II[1]). Al final del último libro de la saga, Dumas atribuye una característica a cada uno de ellos: el valor para D´Artagnan, la nobleza para Athos, la fuerza en Porthos, y la astucia en Aramis.
Si llamé D´Artagnan a la primera se debe a que fue el último en llegar, como estas palabras fueron las últimas en ser escritas. También, allí como aquí, es su llegada la que da unión a estos mosqueteros. Cada uno de los otros (mosqueteros-textos escritos) tenía ocultas razones de su existencia (en las armas del rey - en diversas publicaciones); D´Artagnan, quintaesencia del mosquetero-autor del libro, no deseaba otra cosa. Y, dado que hace falta valor -en alguien tímido como yo- para presentarse, utilizo para eso a D´Artagnan, que era siempre el primero en avanzar, valiente, aguerrido, aquel que con voz suave gastaba palabras con prodigalidad.
Para poder abordar a Metaclínica y no sólo pasar la vista por ella, es necesaria una nobleza. No me refiero a los títulos ostentados, sino al alma. Recordemos que de alma hablaba Freud, más allá de haberlo traducido (traicionado[2]) como psiqué. Reconocer errores -como hacía Athos- y poder trascenderlos y que hubiera algo que amar comprometidamente -en este caso la clínica- más allá del narcisismo o el deber. De personalidad reservada y refinados modales, la “aceptación-amorosa” y Lo sagrado están en su esfera. Como Athos, lo metaclínico precisa retrabajar sorpresas guardadas del pasado para que dejen de atormentar al clínico mosquetero. Además, Dumas es al único de los cuatro que le da trascendencia como padre.
La Clínica según Porthos, la fuerza, la transformo deleuzianamente en potencia, en la fuerza de trabajo, la acción, la puesta en acto, resaltando además el humor del personaje. Dice Dumas que el Barón Porthos era perfecto para realizar tareas operativas. Viniendo luego de su encuentro con quien lo precede (Athos) gusta de vestir peculiares trajes -que otros no se animan a usar- y se siente muy bien de ser él mismo.
Las letras que danzan mitos reclaman en Aramis la astucia de ser mirados de modo diferente, de hallarles otro sentido, de cambiar la perspectiva. Delicado y elegante, se halla lleno de contradicciones, que son las que le insuflan su ser temerario, a la vez que intrigante. La astucia de Aramis es la que sobrevive -según Dumas- a los cuatro, y allí donde el valor, la nobleza o la fuerza perecen, es posible que la astucia sea la más clínica de todos ellos; probablemente porque las primeras tres se miran en su imagen para sostenerse y avanzar; la astucia -en tanto tal- mira al otro, y luego decide su quehacer.
Tomar como metáfora los mosqueteros, esos de la famosa frase “Todos para uno y uno para todos”, da una visión del libro en su conjunto, ya que si bien cada capítulo fue escrito por separado, es el encuentro de y con cada uno de ellos que potencia una modalidad de pensamiento y desarrollo que hace a mi trabajo clínico. Como la novela, que transcurre en treinta años -algo menos que la edad de mi devenir clínico- estos escritos representan fácticamente los desarrollos de mis ideas de la última década; a su vez, ésta revierte re-significando e incluyendo también las dos primeras.
Por último, la Bibliografía, a la cual denominé Alejandría -donde se hallaba la famosa biblioteca- y que remite al lugar en el cual desde la antigüedad constituía un reservorio del conocimiento. Pues más allá del uso de los libros citados, cada autor piensa y dialoga con aquellos libros y autores con los que va enhebrando ideas y complicidades. Es desde esta Alejandría que pude desarrollar lo escrito aquí. Cierto también que algunos otros -usados para pensar sin ser citados- también forman parte de ella. Podría haberla llamado Dumas -acorde a las otras  denominaciones-, pero ocurre que éste también es un habitante de mi Alejandría.
El comienzo de este libro -como me pasó paradójicamente con mi segundo libro[3]- aconteció por precipitación[4]. Esto ocurre cuando hay una cantidad de sustancia acumulándose en un medio que la satura, siendo aquello que la excede lo que se precipita al fondo. Paradójicamente, ese fondo caído -devenido en figura- reorganizó mi escritura. Antes, al igual que ahora, eso fue y esto es, la base de lo escrito después. En ambos me di cuenta en ese momento que cada uno de esos artículos condensaba un pensamiento que venía gestándose en aquello que ya venía produciendo, precipitando mi conciencia de que esos diversos afluentes aparentemente independientes entre sí, convergían en un río común cuyo cauce cobijaba mis ideas, pensamientos, producciones.
En este caso, “28 indicios sobre la aceptación-amorosa”[5] fueron las letras de mi darme cuenta editorial. Ese escrito -que bucea lo clínico entre fábulas clínicas (concepto que aquí enuncio y te invito a leer)- es un capítulo bisagra; si bien refiere y remite a la clínica, incursiona en aquello que llamaré posicionamiento clínico, y que es anterior al acto clínico en sí. Recordemos que el acto clínico proviene, etimológicamente, de in-clinarse sobre el lecho del enfermo. Anterior, decía, en el sentido de preexistir a lo fáctico de cada encuentro clínico, siendo singular del terapeuta. A la vez, es siempre posterior a recibirse y haber empezado a trabajar, pues implica un trabajo de construcción de dicho posicionamiento, que conlleva el dejar los lugares teóricos de adscripción -enunciadores de mandatos- para que éstos devengan en interlocutores para poder construir -con ellos y a partir de ellos- un posicionamiento clínico al cual denomino “metaclínica”. En los inicios del trabajo clínico, lo metaclínico queda capturado por el discurso-mandato teórico, que responde desde la formulación de los maestros y teorías, supliendo la carencia de experiencia.
La primera sección de este libro -Athos- remite a dar cuenta de aspectos metaclínicos. Su primer capítulo -escrito en conjunto con Carolina Guzmán, a la cual como siempre agradezco la posibilidad de creación conjunta y compartida- teoriza el concepto mismo de metaclínica: construir un lugar de replanteo del posicionamiento del terapeuta frente a su quehacer, tanto en relación a la teoría como a la puesta en escena en lo concreto de su clínica, sosteniendo la tensión subjetiva que allí se produzca. Un parafraseo metaclínico enunciaría que allí donde el Otro (el maestro, la teoría) era, el terapeuta debe advenir. De allí se desprende la importancia de la construcción en el devenir clínico de cada psicoterapeuta, a la vez que el cómo lo piensa. La misma es la resultante del encuentro-desencuentro entre el marco teórico del terapeuta, su tarea clínica concreta y su subjetividad -aquello que le acontece- en relación a ambas. Esto es un aperitivo; para el plato principal, te remito a su lectura. Dicho en forma sencilla, que cada terapeuta tenga claros sus puntos de partida, sus posiciones metaclínicas sin borrarse o quedar encerrado en las distintas teorías que podrían capturarlo si lo metaclínico no opera en él. O, peor aún, si opera en su desconocimiento de ésta.
Los tres siguientes capítulos toman temas diferentes: la integración, lo sagrado, la “aceptación-amorosa”. Los sitúo en la sección Metaclínica, pues no son meras conceptualizaciones teóricas, sino posicionamientos respecto a cómo comprender dichos conceptos.
La diferencia entre integrar -como modalidad de procesar y como tarea a realizar en la clínica- e incluir -mero acto por el cual se le da entrada a alguien o algo- si bien refiere en lo escrito a la integración escolar, es posible de ser comprendido como punto de partida de todo trabajo clínico. Integrar como un procesando que traspasa el mero reconocimiento de la polaridad -primer movimiento necesario a la vez que insuficiente- que transita la oposición para lograr trascenderla a fin de lograr una integración. Como expresan las últimas palabras de mi libro anteriormente citado (en este caso, la contratapa), la Gestalt es una terapia de integración. Por ello, es fundamental tener en claro de qué estamos hablando al utilizar este concepto.
Lo sagrado es en general tomado como un registro de lo transpersonal en psicología, o bien como concepto religioso, o como algo trascendental, y muy desligado de lo cotidiano. El concepto de sagrado queda disociado, y por lo tanto incomprendido, ligado a la trascendencia en lo eterno, en el más allá, en el reino de los cielos. Situarlo ligado a lo cotidiano posibilita pensar la trascendencia en la tierra, en los vínculos, en la clínica, sin necesidad de apelar a disociación alguna. Lo ubico en lo metaclínico pues, si lo sagrado es algo propiamente humano y cotidiano, el acto clínico en sí y el ámbito clínico, son espacios sagrados. Tal es así, que Bateson[6] llamaba sagrado a esa “dimensión integradora de la experiencia”. Tan sagrados como la vida cotidiana misma.
Por último, el concepto de “aceptación-amorosa” viene siendo una fértil conceptualización en la cual -por fuera de todo debeísmo- considero que la vida puede resultar más plena y feliz. Más que el conceptualizarlo capturándolo en una definición formal, iré describiendo y caracterizando su sentido, su utilización, su función, a la vez que el cómo aplicarlo a lo clínico y diferenciarlo de su contrario, la negación morosa.
La segunda sección -Porthos- habla de Clínica, nos sitúa en diversos aspectos de la tarea clínica desde una perspectiva gestáltica. Un concepto central de esta sección es el procesando, denominación que prefiero no cosificar como ocurriría si utilizara el sustantivo proceso.
Para dar cuenta de diversas características y modalidades de intervención he tomado en el primer capítulo, como situación clínica, el trabajo fonoaudiológico realizado en la película “El discurso del rey”. Siguiendo los avatares de dicho procesando y ligándolo a la Gestalt para dar cuenta teórica del mismo, aún a sabiendas que el trabajador de la película desconocía la teoría gestáltica, que además en la época en que ésta transcurre no tenía aún existencia como tal.
En “De la vivencia exportada a una clínica de exportación” doy cuenta de un punto central del procesando, consistente en que lo vivenciado, comprendido, experimentado, sentido, vivido en el ámbito clínico tiene como fundamento su exportación a la vida del paciente. De ninguna utilidad le resultaría a éste lo transcurrido en el consultorio si no lo pudiese llevar para dar plenitud a su vida. El sentido de la clínica es que el paciente sea más sano; freudianamente, que pueda utilizar[7] su capacidad de amar y trabajar; gestálticamente, que pueda integrar aspectos alienados, pudiendo fluir en la vida autopoiéticamente, entrando en contacto para satisfacer sus necesidades creativamente y luego retirarse; psicodramáticamente, que tenga “capacidad de responder a un estímulo nuevo de forma adecuada, espontánea y creativa; así como la capacidad de responder a un estímulo viejo de una nueva manera, también adecuada a la situación, en nuevos interjuegos de roles, en el vínculo con uno mismo y con los otros[8]”; pichonianamente, lograr una adaptación activa a la realidad. En cada una de las formulaciones teóricas el sentido último de lo clínico se halla en la vida misma, y en el cómo ésta es vivida. En resumen, el sentido del procesando.
“Crónicas de un trabajo artesanal” narra el viaje en co-terapia realizado -y luego escrito conjuntamente- con Mónica Dziubek con una pareja, y la elaboración de un duelo para el cual el lenguaje carece de nomenclatura. Si la muerte de un padre deja un estado de orfandad, el fallecimiento de la pareja es llamado viudez, la muerte de un hijo nos deja sin palabras para denominar el estado en que la persona queda. Tomando el desarrollo del procesando terapéutico de una pareja -a la cual agradecemos profundamente el permiso dado para publicar el caso clínico, más allá de las modificaciones en él realizadas- vamos desplegando tanto las intervenciones como la lógica y la teoría desde la cual  éstas eran pensadas, describiendo el procesando terapéutico desde el primer contacto hasta el cierre, la despedida y la retirada. Agradecemos también el permiso dado por el Departamento de Pareja y Familia de la AGBA para su publicación en este libro, ya que en ese contexto aconteció el trabajo presentado.
La Gestalt postula -como es el caso del que recién hablábamos- que todo aquello que no logra ser cerrado como procesando, retiene energía, impidiendo disponer de ella para vivir plenamente.
Pese a eso, hay poco teorizado sobre el cerrar en sí mismo. Siempre fue una problemática de mi interés clínico diferenciar el corte -que impide concluir un procesando- del cierre y el trabajo que éste conlleva. Además, incluir y discriminar en el concluir, el cerrar, el despedirse y el retirarse; que si bien son partes de éste, difieren entre sí, pudiendo cada uno de ellos tener sintomáticas resoluciones.
Por último, y sabiendo lo resistido que puede ser en algunos ámbitos del medio psi el hablar de prevención -y quizá justamente por eso- considero que va siendo momento de comprender el sentido de aquello que es pre-venir; aquello que hace sentido en Fiorini[9] -que siguiendo a Freud- considera la anticipación como una de las funciones yoicas básicas. Éste se halla absolutamente alejado de la futurología, y trabaja no sobre lo que puede pasar sino sobre las condiciones concretas que se registran en el campo fáctico presente, no en el futuro. Si esta comprensión -y sus consecuencias- es posible, podremos pensar clínicamente en términos preventivos, con menores costos vitales para cada uno de nuestros pacientes.
La tercera sección -Aramis- despliega Letras que danzan mitos; anida en los mitos, las fábulas, los saberes populares, la literatura y el cine. Inspiradas en todo ese saber, las letras se desparraman, se mueven, alteran el saber del sentido común -sea éste aquel que está socialmente dado por bueno, correcto o adecuado, sea aquel que las teorías validan con sentidos compartidos. ... ¿Y si no fuera así...?
“De cómo el padre (de la horda) se comió al grupo de hermanos” realiza una relectura del texto freudiano de Tótem y tabú, mostrando otro origen posible de la cultura -ya no sostenido en el asesinato del padre sino en el pacto de los hermanos- y da cuenta de los orígenes de cómo y por qué este devenir ha sido alterado. También enuncia algunas consecuencias de dicha sustitución en nuestra cotidianeidad y en el pensamiento teórico psi.
“La ignorancia de la zorra o aquello que las zorras reniegan de aprender” aborda -desde una revisita a la fábula de La Fontaine, que me trae recuerdos de mi infancia- la problemática de la aceptación de la frustración y diversos caminos posibles para evitarla, así como sus consecuencias.
“La revolución del ojo por ojo, o por una reivindicación de la retaliación” vuelve sobre el texto bíblico para dar cuenta de cómo el saber popular alteró un aporte jurídico fundamental en la historia humana, equiparando la Ley del Talión con la vendetta mafiosa. Confusión que impide comprender el aporte jurídico, y en especial psicológico, de haber puesto un coto, un límite, a la respuesta posible de ser dada por la persona dañada.
Por último, “De padres e hijos, o ¿qué es ser un buen padre?” transita por diferentes mitos y producciones literarias para tentar responder esa pregunta. Parte de este texto fue leído como mi despedida a mi padre en su entierro. Valgan estas palabras para comentar que la pregunta acerca de qué es un buen padre valdría entrecruzarla con el concepto winnicottiano de “madre suficientemente buena” -que es lo mejor que a un humano podría el destino depararle-. Y hoy, a casi cinco años de la muerte de mi padre, no tengo dudas en responder que he tenido la fortuna de tener un buen padre, uno suficientemente bueno.
Espero que este libro que aquí suelto para que haga su recorrido, y como toda creación humana me hace padre de una criatura nuevamente, considere que he sido suficientemente bueno con él.
Considerarás tú, lector, al leerlo, qué te aporta, qué te produce, cómo te toca, qué despierta en ti, y qué cosas que este libro no dice puedes pensar por tu cuenta al leerlo. Te deseo disfrutes su lectura, como yo lo he hecho con su escritura.
Ricardo Klein
A manera de posdata:
Agradezco a Topía editorial el publicar mi libro, y también a Enrique Carpintero y Alejandro Vainer por las conversaciones clarificadoras que hemos tenido respecto al escribir y la clínica.
Quiero comentar una en especial, con Alejandro, en la cual me preguntaba si yo era psicoanalista -lo era cuando nos conocimos (y a mi manera, no he dejado de serlo), gestáltico, o... Recordando un cuento -en el cual el personaje decía ser francés en Alemania, alemán en Francia, y judío en el resto del mundo-, le respondí que era judío. Judío remite aquí no a algo religioso, ni de pueblo, ni siquiera de tradición, sino a un devenir minoritario deleuziano.  Al evitar las capturas identitarias, la clausura del pensamiento y de la libertad clínica en aras de un cobijo que las pertenencias brindan.
Si respondiera que soy gestáltico -y lo siento así-, mi modo de entender la Gestalt como un permanente trabajo de integración me lleva a pensar que sigue habitando en mí un psicoanalista, un bioenegetista, junto a un psicodramatista, un psicólogo social, un gestáltico y.... Esto implica que el libro que leerás se halla escrito por todos ellos/nosotros, donde más que firmar como autor debiera hacerlo como compilador.

El Trauma de la Decepción de Amor

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El flujo creciente de crisis de vida multiplica la demanda de atención psiquiátrica/psicológica en las Urgencias de grandes hospitales, y el amplio alcance de este fenómeno nos cuestiona sobre el extraño negocio con la muerte. Esto es todavía más inquietante que el suicidio consumado, por contra a la baja a semejanza de los factores convencionales de los cuales se invoca la influencia sobre la "voluntad de morir". La depresión está mejor tratada, y las situaciones de desamparo social o de falta de cuidados que por lo general sostienen la aparición de este final catastrófico de la vida humana son menos desgarradores que antaño. El aburrimiento de vivir y la imagen de la muerte como alivio se difunden especialmente en las zonas urbanas de los países considerados desarrollados, ¿cuestión de estadística o estudios naturalistas?, mientras que las comunidades menos desmembradas por el progreso de nuestra civilización parecen estar protegidas; a menos que no conozcan también la desgracia insidiosa que el hecho de la destrucción, para un progreso material engañoso, de la identidad de un pueblo.
Como conclusión, todo esto alcanza una especie de precariedad moral de nuestras comunidades, sugiriendo que habría que investigar los determinantes profundos de la "epidemia" también del lado de nuestros propios estados de ánimo y de los vínculos relacionando la desgracia humana a las dificultades y a las contradicciones de la vida emocional de nuestros contemporáneos.

Antonio Andreoli. "Psicoterapias Dinámicas en el Trastorno de Personalidad Límite".
 José Guimón / Claudio Maruottolo (coords.)

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza. 653 379 269



¿A los 6 años? Altas Capacidades

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Esa teoría que impera en el sistema educativo español, según el cual no se puede hablar de alta capacidad hasta los 6 años es obsoleta. Debería empezar a "diagnosticarse" a los 3 y, por tanto, estimular desde edades tempranas: ¿Por qué? Muy sencillo. La neuroplasticidad de un niño es abrumadora, son verdaderas "esponjas".
Si se encuentra a una buena profesora/tutora o profesor/tutor pueden valorar con paciencia desde el primer año en el colegio ciertas características singulares.
Se dirán algunas, pero no tienen por qué coincidir.
Lo que la opinión pública piensa de alto rendimiento ( muy listo) no coincide con altas capacidades. Así que si la vecina piensa una cosa y vosotras otra fijaros en vuestra intuición.
Por definición, cada niño es singular, cada niño tiene un cerebro distinto y ha sido estimulado de manera diferente.
Los padres suelen ser, no siempre, uno o los dos con altas capacidades... tienden a emparejarse.
Un listado de características me parece ridículo y no lo voy a compartir aunque figuren de manera heterogénea en los distintos libros a propósito de informar y estimular.
Lo más conveniente, si tenéis la sospecha de que vuestro hijo puede estar entre ese grupo de población, o ya os han dicho algo en el colegio es ir a un profesional de psicología clínica especializado. Podéis ahorrarles muchos problemas a las criaturas y a los padres, lo que significa que la atmósfera familiar sería mejor para todos; al entender conductas y actitudes que no ententendíais.

Rodrigo Córdoba Sanz.
Psicólogo y Psicoterapeuta.
Tfn.: 653 379 269
Zaragoza. Zona Centro.

Bibliografía: "A mí no me parece. Casos prácticos para comprender la alta capacidad".
Eva R. Alegría. José Luis Pérez. Félix Ruiz Mahamud. Ed.: Paraninfo.

Sonrisa

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Cuando el psicólogo sonríe le está aplicando, a veces sin ser consciente de ello, un tratamiento eficaz y sencillo. El enfermo se reconforta y se tranquiliza. La confianza en el psicólogo aumenta, y con toda seguridad el resultado de la intervención será con toda seguridad más positiva y favorable. Aunque cueste creerlo, es absolutamente cierto. La risa es un excelente remedio hasta para las dolencias más graves.
La sonrisa expande los órganos, ayuda a nuestro corazón y reduce el consumo de pastillas de forma notable.

Claro que lo más importante y también lo más difícil de conseguir es saberse reír de uno mismo. Este es un ejercicio que deberíamos hacer todos los días al levantarnos. Reírnos de nosotros mismos, no como muestra de frivolidad y desdén, sino como una manera de demostrar lo relativo, nimio, baladí y superficial que parece nuestro ecosistema afectivo.



La mejor forma de vivir, no lo duden, es hacerlo con humor. Con humor, los hechos, las cosas, se ven de otra manera. Intentemos tomarnos las cosas siempre con humor y sonriamos mucho. Tenga por seguro que por sonreír, por reírse, sobre todo de uno mismo, nunca ha estado contraindicado. Es un manantial de amor.


Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo. Zaragoza (Zona Centro)
653 379 269

Naturaleza Humana

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A mis pacientes que pagaron por enseñarme. Winnicott <<Realidad y Juego>>

En la introducción del libro "La Naturaleza Humana" (1954-1967),  libro inconcluso y publicado póstumamente, en el que Winnicott intenta sistematizar su teoría, comienza diciendo:

"A pesar de que lo sé, es mi propósito atenerme al título y formular una enunciación de este tema en el que se reúnan los diversos tipos de experiencia que he tenido: lo que aprendí de mis maestros y de mis experiencias clínicas. Tal vez de este modo logré hacer una descripción personal, y por ende comprensiblemente limitada, de un tema que no tiene límites... Por último debo mencionar el estímulo que recibí de la enseñanza y de las audiciones radiales".

<<La Naturaleza Humana>>
Donald Woods Winnicot

Rodrigo Córdoba Sanz.
Psicólogo y Psicoterapeuta.
Zaragoza. Zona Centro.

653 379 269


Ibone Olza Contra el abuso médico perinatal

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En defensa de Jonás

por I.O.
Jonás con nueves meses

Los Servicios Sociales están haciendo mucho, muchísimo daño, a un bebé lactante.  Una vez más. Está pasando, sigue pasando. No exagero. Por ello comparto esta historia y os pedimos ayuda para lograr que se resuelva favorablemente lo antes posible.
Jonás es un bebé deseado, querido y amamantado. El pasado mes de noviembre ingresó en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz en estado de desnutrición, cuya causa probable parece una anemia de origen congénito. El caso es que durante su ingreso su madre permaneció junto a él en todo momento y siguió ofreciéndole el pecho a demanda y teniéndole en brazos a menudo. En su historial los profesionales anotaron entre otras cosas:
 “la madre le da lactancia … está con el pecho permanentemente metido, no atiende a razones”, “la madre no hace caso y le da el pecho cuando quiere”. El bebé “se encuentra irritable cuando no está su madre, no sonríe” o “irritable cuando se va la madre y durante toda la noche que no ha parado de llorar”.  “Ha perdido la vía central probablemente porque la madre lo coge constantemente, a pesar de las indicaciones en contrario……no debe de cogerse en brazos por ser un niño con mucha dificultad de cogerle vía o analítica”.  “La madre no consiente quitarse al niño del pecho…Al día siguiente la madre continúa cogiendo al niño constantemente y poniéndoselo al pecho”.
Tras veinte días de ingreso y varias desavenencias, en el momento de darle el alta, los servicios sociales decidieron que el menor se encontraba en una situación de desamparo. El 18 de diciembre se otorgó el acogimiento provisional a unos tíos paternos, estableciendo que sus padres podrían verle “ en visitas de dos horas semanales tuteladas por sus acogedores”. En resumen, los servicios sociales decidieron que un bebé de once meses fuera destetado de forma brusca y probablemente irreversible. Me parece una agresión enorme.
Pocos días después emití un informe en el que expresé que:
  • Para un bebé lactante de diez meses, verse separado de su madre de forma forzada y afrontar una suspensión brusca y no deseada de la lactancia materna supone un daño importante que puede tener secuelas psíquicas y físicas.
  • Cualquier dificultad que se haya podido percibir en la relación materno filial no justifica la separación, por el contrario cualquier opción terapéutica de ser precisa debería ser conjunta para la madre y el bebé, en un contexto de respeto hacia la díada y reconociendo siempre los logros de esta madre que está criando y amamantando a su ebé que por otra parte se encuentra enfermo.
  • Por todo ello, de cara a finalizar ese sufrimiento y evitar las secuelas es urgente que la separación finalice inmediatamente y se permita retomar y mantener la lactancia materna a demanda.
No sirvió, Jonás ha seguido separado de sus padres, ha cumplido un año y en las visitas de dos horas semanales en las que se le permite estar con ellos estos observan un cambio dramático en su interacción, como era previsible. Lo peor es que los expertos en vinculo infantil sabemos que esas separaciones bruscas y prolongadas de las figuras de apego dejan secuelas muy importantes en los niños pequeños e interfieren seriamente en el desarrollo de su personalidad.
En el informe pericial más reciente realizado por un excelente pediatra se concluye que  Jonás no ha presentado ni presenta, situación de abandono por parte de sus progenitores. Se detalla:
  • El paciente Jonás nació mediante parto domiciliario sin incidencias. Su madre presentó un adecuado control del embarazo, realizando estudios analíticos y de imagen que aseguraban el bienestar de la díada. A la edad de 10 meses los padres demandan asistencia médica preocupados por el bienestar de salud de su hijo y permiten que se lleven a cabo todas las medidas diagnósticas y terapéuticas necesarias para la resolución del proceso. No se observa en la historia clínica ningún dato que permita confirmar que Jonás se encontraba en situación de riesgo social. No se sigue el algoritmo de actuación establecido por la AEPED para situaciones de riesgo social. En estas circunstancias lo indicado hubiera sido el alta al domicilio tras resolución del proceso clínico o, en todo caso, un seguimiento por parte de los Servicios Sociales. En la actualidad la separación de madre e hijo a una edad tan vulnerable, puede implicar un riesgo de salud mental y física para el menor.
Podeis firmar la petición en change para que Jonás regrese con sus padres.
También escribir cartas de apoyo a Jonás solicitando que se respete su derecho a ser amamantado a:
Dña María José Sánchez Rubio
CONSEJERA DE IGUALDAD Y POLÍTICAS SOCIALES DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA
Avda. de Hytasa, nº 14
41071 - Sevilla

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo y Psicoterapeuta. Zaragoza (Zona Centro) 
653 379 269

Trastorno Disociativo

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Poco diagnosticados, pocas herramientas. Ahora se empieza a armar técnicas, tácticas, estrategias y la indudable empatía y ojo clínico.

Pasamos a dar una muestra. Caso Clínico.

"Cuando tenía 12 años empecé a jugar con mi conciencia; la mantenía alerta cuando quería y, cuando no, la apagaba, como un botón voluntario. Yo decidía cuando ser consciente y cuando no percibir, aunque siguiera estando ahí de forma aparentemente normal, participando en una conversación como una más, aunque mi boca hablara automáticamente, como si mi mente relegara todo al hábito adquirido por mi cuerpo. Es como estar en una burbuja de cristal en mi cuerpo, el cual actúa autónomamente mientras la otra parte duerme impasible.

En mi caso ha habido malos tratos físicos y psicológicos.

Con 14 años me diagnosticaron diabetes. A los, 19 anorexia y bulimia. Más tarde, depresión y ansiedad...

Después he estado en psiquiatras y psicólogos por otras razones; soy un poco inestable. El caso es que no le dan tanta importancia a lo que ya he descrito. Nunca le han dado importancia porque dicen que es un síntoma, pero no de qué. Por lo que tal vez sea una enfermedad en sí misma, ¿o no? Si lo es, ¿tiene tratamiento?"

Paciente con trastorno disociativo.

Sugerencia: "Trastornos Disociativos". Anabel González. Ed.: Pléyades

Rodrigo Córdoba Sanz
Psicólogo. Zaragoza Centro.
653 379 269

Diosas

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El reencuentro con los valores de la espiritualidad femenina es una de las características más importantes de la realidad de ser mujer en el siglo XXI.

Para profundizar podemos bucear en la mitología y los rituales mágicos de las Diosas sagradas y las sacerdotisas de la antigüedad.
Comprender la mitología de las Diosas del pasado ante las religiones patriarcales.

ARTEMISA Y ATENEA: o el arquetipo de la virgen como principio de la mujer psicológicamente pura.

KALI, CIRCE Y MEDEA: expresión del arquetipo de la polaridad entre destrucción y creación.

ISIS: arquetipo de la madre como símbolo del eterno retorno a la vida.

AFRODITA: expresión del amor sensual.

HERA: Diosa del amor conyugal

SALOMÉ: o el poder de la sensibilidad femenina.

EVA: la mujer por excelencia, que conduce a la humanidad al conocimiento.

Estas imágenes de la Diosa como amante, madre, musa, sacerdotisa, creadora/destructora o virgen, reflejan un rico tapiz para que las mujeres de nuestros días descubran y celebren a las Diosas que habitan en su interior.

Rodrigo Córdoba Sanz.
Psicólogo. Psicoterapeuta.
653 379 269
Zaragoza (Zona Centro).

Bibliografía:

Manuela Dunn Mascetti: Diosas. La canción de Eva. El renacimiento del culto a lo femenino.

El Misterioso Libro Rojo de Carl Gustav Jung

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"Los años en los que seguí a mis imágenes internas fueron la época más importante de mi vida y en la que se decidió todo lo esencial. Comenzó en aquel entonces y los detalles posteriores fueron sólo agregados y aclaraciones. Toda mi actividad posterior consistió en elaborar lo que había irrumpido en aquellos años desde lo inconsciente y que en un primer momento me desbordó. Era la materia originaria para una obra de vida. Todo lo que vino posteriormente fue la mera clasificación externa, la elaboración científica, su integración en la vida, su integración en la vida. Pero el comienzo numinoso, que todo lo contenía, ya estaba allí".

Carl Gustav Jung





Winnicott y la Ciencia

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«No dejaremos de explorar y el fin de nuestra exploración sera encontrar el punto de partida y conocer el lugar por primera vez». T. S. Eliot. Poeta admirado por Winnicott. Imagen del poeta.

Sobre los científicos yo diría lo siguiente: cuando aparece una brecha en el conocimiento, el científico no se precipita hacia una explicación sobrenatural. Una actitud semejante supondría pánico, temor a lo desconocido; no tendría nada de científica. Para el científico, cada brecha de en la comprensión constituye un estimulante desafío. Se admite la ignorancia y se proyecta un programa de investigación. El estímulo para el trabajo que se realiza es la brecha es la existencia de la brecha. El científico puede permitirse esperar y ser ignorante. Lo que significa que tiene alguna alguna clase de fe...

Para el científico, formular preguntas es casi lo único que importa. Las preguntas, cuando se encuentran, sólo suscitan nuevas preguntas. La pesadilla del científico es la idea de conocimiento total. Tiembla sólo de pensarlo.Compárese esto con la certidumbre propia de la religión y se verá qué distinta es la ciencia de la religión, La religión sustituye la duda por la certidumbre. La ciencia alberga dudas infinitas e implica una fe. ¡Fe en qué! O, si eso es necesario que esa fe recaiga en algo, será entonces una fe en las leyes inexorables que gobiernan los fenómenos.

El psicoanálisis avanza, más allá del punto en que se detiene la fisiología. Extiende el territorio científico abarcando los fenómenos de la personalidad humana, los sentimientos y los conflictos humanos. Proclama, por tanto, que la naturaleza humana puede ser examinada; y allí donde la ignorancia es patente, puede permitirse esperar y no necesita refugiarse en formulaciones supersticiosas. Una de las principales contribuciones de la ciencia es que termina con la risa, el alboroto y la agitación; nos concede tiempo para descansar. Podemos jugar nuestra partida de bolos e incluso ganarles a los españoles.

Donald Woods Winnicott: "La Naturaleza Humana". pág.: 18-19. Paidós. 1994 Argentina.
Título Original: "Home is Where we start from"

Rodrigo Córdoba. Zaragoza. Psicólogo. Zona Centro. 653 379 269
www.rcordobasanz.es



Trastorno Límite o Borderline

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Inestabilidad afectiva, intolerancia a la soledad, síntomas psicóticos ante la amenaza de un abandono real o imaginado, sentimientos de vacío... trastorno límite o borderline; una de las entidades nosológicas más confusas tanto desde el punto de vista clínico, como conceptual y terminológico.

Es preciso entender la evolución del concepto "trastorno límite de la personalidad". Resulta vital conocer su comorbilidad y psicodinamia.

La confusión terminológica parece ridícula, así como la conceptual que existe. Cabe pensar en primer plano la confusión y a una denominación del "TLP" o "Borderline", como una entidad nosológica, como un síndrome propio. Cambiar la denominación de forma que sea más acorde con los síntomas y características propias del cuadro, que situaría al trastorno borderline en una categoría propia y con una entidad propia y con una entidad independiente y clara.

El trastorno por inestabilidad emocional o TLP es un síndrome claro y multisintomático, con una presentación clínica propia caracterizada fundamentalmente por la inestabilidad emocional, temor al abandono y sentimientos de vacío.

Estamos ante una alteración grave que afecta al funcionamiento social, laboral, afectivo e interpersonal del sujeto, por lo cual debería ser condiderado un síndrome clínico propiamente dicho.

Rodrigo Córdoba Sanz.
Psicólogo
Psicoterapeuta.
Experto en Trastornos de Personalidad.
653 379 369
Zaragoza (Zona Centro).

El Factor Ambiental en el desarrollo del Individuo

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EL FACTOR AMBIENTAL PARA WINNICOTT. UN MODELO DE CRECIMIENTO

La novedad que propone Winnicott es la consideración de los factores ambientales que rodean al niño, para destacar cómo gravitan en el curso de su desarrollo. Los estímulos que le llegan al bebé deben mantenerse en un determinado nivel, lo más bajo posible. Si son excesivos, perturban su capacidad para soportarlos y generan un efecto traumático; pero, si son demasiado pocos, no se registran los estímulos necesarios que impulsen un crecimiento adecuado.

Para Winnicott, los estímulos que llegan al bebé nunca son "puros", siempre están tamizados y vehiculizados por la intervención de la madre.
Para Klein, el bebé ya puede "pensar" al mundo y otorgarle algún tipo de sentido a sus estímulos y sensaciones (por ejemplo, interpretando el dolor que le produce el hambre como algo que le ataca "desde un "adentro" -"afuera" no es-para Winnicott- algo que esté estructurado en la mente del bebé desde el nacimiento.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo. Zaragoza (Zona Centro). Psicoterapia 
rcordobasanz@gmail.com y www.rcordobasanz.es

TLP Dimensiones Psico(pato)lógicos

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Una buena forma de aproximarse a las dimensiones psicopatológicas del Trastorno Límite o Borderline es hacerlo a través de sus ejes:

- Disregulación emocional: Los pacientes presentan dificultades serias en la regulación de sus emociones y sufren episodios depresivos, de ira, o ansiedad frecuentemente.

- Disregulación conductual: En esta área es importante destacar las dificultades en el control de los impulsos y las conductas suicidas. Los comportamientos suicidas en estos pacientes comprenden un amplio rango de manifestaciones que van desde autolesiones hasta intentos graves de suicidio en los que la vida se pone en serio peligro.

- Hipersensibilidad Interpersonal: Estos individuos suelen presentar dificultades en el área interpersonal. Las relaciones suelen ser cambiantes, intensas y caóticas, pasando de la idealización al odio con relativa facilidad. Les resulta muy difícil dar por terminada una relación y realizan esfuerzos frenéticos para evitar el abandono, que a veces provocan.

- Alteraciones de la Identidad: Es este uno de los aspectos más problemáticos en el TLP. Aquí se incluirían los sentimientos crónicos de vacío, el sburrimiento y la incertidumbre con relación a su autoconcepto, la identidad sexual, la imagen corporal u otros aspectos relacionados, como las dificultades en la autodirección, es decir, el establecimiento y la consecución de metas vitales. También se incluyen en esta dimensión síntomas cognitivos graves que suelen estar asociados a crisis emocionales, como los estados disociativos o a la ideación paranoide.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo
Zaragoza (Zona Centro)
653 379 269


Freud Adler y Jung

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Si intentáramos captar los tres sistemas -Freud, Adler, Jung- en su íntima esencia se podría decir:

:: En la labor investigadora de Freud se percibe por todas partes el cálido soplo de ls metrópoli. La dialéctica demasiado clara y hasta cegadora le pertenece. Freud es un FAUSTO que no deja tranquilos a los demás, y que, a su vez, nunca está tranquilo.

:: En la escuela de Adler, encontramos por todas partes la pequeña ciudad; cada cual puede mirar por la mirar por la ventana de su vecino y controlar celosamente su "standard" de vida. El hacerse valer es lo más omportante. Se perciben olores de la cocina doméstica por todas las calles.

:: Con Jung, sin embargo, no estamos ya en la metrópoli ni en la pequeña ciudad; nos encontramos en la atmósfera libre y fresca de los Alpes. El turista contrsts un guía para algunas horas, pero en lo demás debe confiar en sí mismo y en sus propias fuerzas. Junto a él, hay rocas y tierra, y encima brilla el límpido cielo y el sol que nos proporciona energías.

1961. Dr. F. Oliver Brachfeld.
Escrito poco antes de que muriera Freud ("Teoría del Psicoanálisis").

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo

Disociación Destruyendo a la persona y su entorno

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DISOCIACIÓN Y RAÍZ DEL DOLOR
DE AFLUENTES

¿Qué es la disociación?

Disociación es una palabra que se utiliza para describir la desconexión entre cosas generalmente asociadas entre sí. Las experiencias disociativas no se integran en el sentido del yo, dando por resultado discontinuidades en el conocimiento consciente. En la disociación se da una falta de conexión en los pensamientos, memoria y sentido de identidad de una persona. Por ejemplo, alguien puede pensar en un acontecimiento que le trastornaba enormemente y aún así no experimentar ninguna emoción en absoluto. Es lo que se llama embotamiento emocional, uno de los aspectos principales del trastorno de estrés postraumático. La disociación es un proceso psicológico que se encuentra comúnmente en personas que buscan un tratamiento por problemas psicológicos (Maldonado et al., 2002).

La disociación cae dentro de una línea continua de severidad. Por ejemplo, una disociación leve sería quedarse absorto leyendo un libro y no darse cuenta de lo que sucede alrededor, o cuando estás conduciendo por una carretera familiar y te das cuenta de que no recuerdas los últimos kilómetros porque tu mente estaba "en otra parte" mientras tu cuerpo se encargaba de conducir. Estos síntomas no se consideran patológicos y caen dentro de la normalidad. Reciben el nombre de abstracción hipnótica. Una forma más severa y crónica de disociación puede verse en el trastorno de identidad disociativo, antes llamado trastorno de personalidad múltiple, y otros trastornos disociativos que iremos viendo a lo largo de estas páginas.

La disociación puede afectar a la subjetividad de una persona en forma de pensamientos, sentimientos y acciones que parecen no provenir de ninguna parte, o se ve a sí misma llevando a cabo una acción como si estuviera controlada por una fuerza externa. (Dell, 2001). Por lo general, una persona se siente "controlada" por una emoción que no parece tener en ese momento. Por ejemplo, puede sentir repentinamente una tristeza insoportable, sin una razón evidente, y después esa emoción desaparece de la misma manera que llegó. O bien, una persona puede encontrarse a sí misma haciendo algo que no haría normalmente pero incapaz de detenerse, como si alguien le estuviera obligando a hacerlo. Esto se describe a veces como la experiencia de ser un "pasajero" en su propio cuerpo, más que el conductor.

Hay cinco maneras principales mediante las cuales la disociación de procesos psicológicos cambia la manera en que una persona experimenta la vida: despersonalización, desrealización, amnesia, confusión de la identidad, y alteración de la identidad. Se sospecha de la existencia de un trastorno disociativo cuando se da cualquiera de las cinco características.
Despersonalización
Despersonalización es la sensación de estar separado, o fuera del propio cuerpo. Sin embargo, algunas personas hablan de una profunda alienación de sus cuerpos, la sensación de que no se reconocen en el espejo, no reconocen su cara, o simplemente, no se sienten "conectados" con sus cuerpos de maneras que son difíciles de expresar con palabras (Frey, 2001; Guralnik, Schmeidler, Y Simeon, 2000; Maldonado et al., 2002).
Desrealización
Es la sensación de que el mundo no es real. Algunas personas explican que el mundo parece falso, brumoso, lejano, o como si lo vieran a través de un velo. Otras dicen ver el mundo como si estuvieran fuera, o como si vieran una película (Steinberg, 1995).
Amnesia disociativa
La amnesia se refiere a la incapacidad para recordar información personal importante que es tan extensa que no es debida al olvido ordinario. La mayoría de las amnesias típicas de los trastornos disociativos no suelen ser del tipo de la fuga disociativa, donde las personas recorren largas distancias y de repente se dan cuenta de que no saben dónde están ni cómo llegaron allí. Por el contrario, la mayoría de las amnesias consisten a menudo en el olvido de un acontecimiento importante, por ejemplo, una boda, o una reunión social, o un periodo de tiempo, que puede abarcar minutos o años. Más típicamente, se producen micro-amnesias, en las que no se recuerda una discusión, o el contenido de una conversación se olvida de un momento a otro. Algunas personas afirman que este  tipo de experiencias las dejan a menudo luchando por recordar de qué estuvieron hablando. Mientras tanto, esta persona intenta no dejar que su interlocutor se dé cuenta de que no tiene ni idea de lo que se ha estado diciendo.

Confusión de la identidad y alteración de la identidad

La confusión de la identidad es un sensación de confusión respecto a quién es uno mismo. Por ejemplo, cuando una persona siente excitación y una emoción positiva mientras está realizando una actividad (por ejemplo,  conducción temeraria, uso de drogas) que por lo general le resulta desagradable. La alteración de la identidad es la sensación de ser marcadamente diferente de otra parte de su ser. Así, una persona puede cambiar a una personalidad diferente, sentirse confusa, y preguntar a su terapeuta, "¿Quién eres tú, y qué hago yo aquí?" Además de estos cambios observables, la persona puede experimentar distorsiones del tiempo, lugar, y situación. Por ejemplo, en el curso de un descubrimiento inicial de la experiencia de la alteración de la identidad, una persona puede creer incorrectamente que es cinco años mayor, que está en la casa de su niñez y no en el despacho de su terapeuta, o temer que una persona fallecida a la que teme aparezca de un momento a otro (Fine, 1999; Maldonado et al., 2002; Spiegel Y Cardena, 1991; Steinberg, 1995).

Más a menudo, pueden observarse formas más sutiles de alteración de la identidad cuando una persona utiliza diferentes tonos de voz, forma de hablar, o expresiones faciales. Éstos cambios pueden estar asociados a un cambio en la forma de ver el mundo del paciente. Por ejemplo, durante una discusión sobre el miedo, un cliente puede sentirse inicialmente joven, vulnerable, y asustado, seguido por un cambio repentino a un estado de hostilidad y crueldad. La persona puede expresar confusión sobre sus emociones y percepciones, o puede tener dificultades para recordar qué acaba de decir, incluso aunque no diga ser una persona diferente o tener otro nombre. 

El paciente puede ser capaz de confirmar la experiencia de una alteración de la identidad, pero a menudo la parte de sí mismo que se presenta a terapia no es consciente de la existencia de estados disociados. Si se sospecha de una alteración de la identidad, puede confirmarse al observar amnesia para el propio comportamiento, cambios de humor, cambios en los patrones de discurso, lenguaje corporal, conducta y relación con el terapeuta.

¿Cuál es la causa de la disociación y de los trastornos disociativos?


La investigación tiende a indicar que la disociación procede de una combinación de factores ambientales y biológicos. La probabilidad de que una tendencia a disociar sea heredada se considera que es de cero (Simeon et al., 2001). Por lo general, el abuso repetido físico y/o  sexual en la infancia y otras formas de trauma se asocian al desarrollo de los trastornos disociativos (Putnam, 1985). En el contexto de un trauma crónico y severo en la niñez, la disociación puede ser considerada adaptativa porque reduce el intenso dolor emocional creado por el trauma. Sin embargo, si la disociación continúa utilizándose en la edad adulta, cuando el peligro original ya no existe, puede ser disfuncional. El adulto que disocia puede desconectar automáticamente de las situaciones que percibe como peligrosas o amenazantes, sin tener tiempo para determinar si existe un peligro real. Esto deja a la persona fuera de contacto en muchas situaciones de la vida diaria, e incapaz protegerse en momentos de peligro real.

La disociación puede también ocurrir cuando ha habido negligencia severa o abuso emocional, incluso cuando no ha habido abuso físico o sexual ostensible (Anderson y Alexander, 1996; Del oeste, Adán, Spreng, Y Rose, 2001). Los niños pueden también disociar en las familias en las que los padres son amenazadores, imprevisibles, disocian ellos mismos, o utilizan un estilo de comunicación altamente contradictorio (Blizard, 2001; Liotti, 1992, 1999a, b).

El desarrollo de desórdenes disociativos en la edad adulta parece estar relacionado con la intensidad de la disociación durante el acontecimiento traumático real; la disociación severa durante la experiencia traumática aumenta la probabilidad de la generalización de tales mecanismos tras el acontecimiento. 

El trauma repetido en la niñez aumenta perceptiblemente la probabilidad de desarrollar trastornos disociativos en la edad adulta. (International Society for the Study of Dissociation, 2002; Kisiel & Lyons, 2001; Martinez-Taboas & Guillermo, 2000; Nash, Hulsey, Sexton, Harralson & Lambert, 1993; Siegel, 2003; Simeon et al., 2001; Simeon, Guralnik, & Schmeidler, 2001; Spiegel & Cardena, 1991). 
Problemas para manejar las emociones

Uno de los problemas principales para la persona con un trastorno disociativo es la alteración de la regulación de las emociones; es decir, la dificultad para tolerar y manejar experiencias emocionales intensas. Este problema procede en parte de haber tenido pocas  oportunidades de aprender a calmarse a sí mismos o modular sus emociones, debido al hecho de criarse en una familia abusiva o negligente, donde los padres no enseñaron estas habilidades. Los problemas en el manejo de las emociones se componen de la intrusión repentina de recuerdos traumáticos y de las emociones abrumadoras que los acompañan (Metcalfe y Jacobs, 1996; Rauch, van der Kolk, Fisler, Alpert, Orr et al., 1996).

La incapacidad para manejar emociones intensas puede desencadenar un cambio en el estado del yo, desde un estado de ánimo a otro. La despersonalización, la desrealización, la amnesia y la confusión de la identidad pueden considerarse esfuerzos de autorregulación cuando la regulación de las emociones falla. La despersonalización (o verse a sí mismo como si estuviera fuera de su propio cuerpo), por ejemplo, es un modo de no estar presente mientras se está siendo sometido a un acto de abuso o crueldad insoportable. Como última alternativa de una mente abrumada para escapar del miedo cuando no hay escapatoria, una persona puede, inconscientemente, adaptarse creyendo que es alguien diferente. Así, la experiencia traumática que la persona no se ve capaz de afrontar ni de admitir, queda en un compartimento aislado de su mente, desconectado del resto, y desarrollándose de un modo independiente con cada repetición del trauma hasta dar lugar a una personalidad diferente. No es raro que una de las personalidades sea agresiva y sienta ira y desprecio hacia la personalidad víctima, a quien considera débil, cobarde y merecedora del castigo. Esta personalidad airada ha observado a la víctima desde fuera sin sentir nada hacia ella. Por eso, uno de los pasos principales para la integración de esta personalidad pasaría por lograr que sienta compasión por la víctima y empatía hacia ella. La aproximación terapéutica requiere ayudar a construir la confianza en la capacidad de una persona para tolerar sus emociones, aprender, y crecer como persona.

Tipos de trastornos disociativos según el DSM-IV TR


Hay cuatro categorías principales de trastornos disociativos:

Amnesia disociativa, fuga disociativa, trastorno de identidad disociativo, y trastorno de despersonalización.

La amnesia de disociativa (amnesia psicógena) se caracteriza por una incapacidad para recordar información personal importante, generalmente de una naturaleza traumática o estresante, que es demasiado amplia como para ser explicada por el olvido ordinario. Es la más común de todos los trastornos disociativos, y puede verse con frecuencia en las salas de emergencia de los hospitales (Maldonado et el al., 2002; Steinberg et al., 1993). Además, la amnesia disociativa se asocia a menudo a otros trastornos psicológicos (por ejemplo, trastornos de ansiedad, otros trastornos disociativos). Los individuos que sufren de amnesia disociativa son generalmente conscientes de su pérdida de memoria, la cual suele ser reversible debido a que los problemas de memoria se dan en el proceso de recuperación, no en el proceso de codificación. La duración del trastorno varía desde algunos días a varios años.

La fuga disociativa (fuga psicógena) se caracteriza por un viaje repentino e inesperado lejos del hogar o del trabajo, acompañado por una incapacidad para recordar su pasado y confusión sobre la identidad personal o la asunción de una nueva identidad. Estas personas son vistas como normales por los demás. És decir, su psicopatología no es obvia. No suelen ser conscientes de su pérdida de memoria

El trastorno de despersonalización se caracteriza por una sensación persistente o recurrente de estar separado de los propios procesos mentales o del propio cuerpo. Las personas que padecen este trastorno dicen sentirse como si estuvieran mirando sus vidas desde fuera de sus cuerpos, como si vieran una película. 

A menudo informan de problemas de concentración, memoria y percepción (Guralnik et al., 2001). La despersonalización debe ocurrir independientemente del trastorno de identidad disociativo, trastornos por abuso de sustancias y esquizofrenia (Steinberg et al., 1993).

El trastorno de identidad disociativo (conocido anteriormente como trastornos de personalidad múltiple) es la manifestación más severa y más crónica de la disociación, caracterizado por la presencia de dos o más estados de personalidad o identidades diferentes  que, recurrentemente, toman el control del comportamiento del individuo, acompañado por una incapacidad para recordar información personal importante que es demasiado amplia para ser explicada por el olvido ordinario. Ahora se sabe que estos estados disociados no son personalidades totalmente formadas, sino más bien representan un sentido de la identidad fragmentado. La amnesia asociada típicamente a este trastorno es asimétrica, es decir, las diferentes personalidades recuerdan aspectos diferentes de la información autobiográfica. Suele haber una personalidad principal que se identifica con el nombre verdadero del cliente. Por lo general,  la personalidad principal no está enterada de la presencia de las demás. Las diferentes personalidades pueden jugar papeles distintos al hacer frente a áreas problemáticas. Suelen aparecer un promedio de 2 a 4 identidades en el diagnóstico, con un promedio de 13 a 15 personalidades que emergen durante el curso del tratamiento (Coons, Bowman y Milstein, 1988; Maldonado et al., 2002). Los acontecimientos ambientales suelen desencadenar el cambio repentino de una personalidad a otra.

Trastorno disociativo no especificado. Incluye los trastornos disociativos que no satisfacen totalmente los criterios diagnósticos  para ninguno de los trastornos mencionados. En la práctica clínica, éste parece ser el diagnóstico más habitual.
Prevalencia de los trastornos disociativos

Algunos estudios indican que la disociación ocurre en un 2-3 % de la población en general. Otros estudios han estimado un índice de prevalencia del 10% para todos los trastornos disociativos (Loewenstein, 1994). La disociación puede darse en formas agudas o crónicas. Inmediatamente después de un trauma severo, la incidencia de fenómenos disociativos es bastante alta. Aproximadamente el 73 % de las personas expuestas a un incidente traumático experimentarán estados disociativos durante el incidente o durante las horas, días o semanas posteriores. Sin embargo, para la mayoría de las personas estas experiencias desaparecerán por sí mismas en algunas semanas.
  • Amnesia disociativa: no se conoce la prevalencia exacta.
  • Fuga disociativa:0,2 % de la población general. Esta prevalencia se considera más alta durante periodos de estrés extremo.
  • Trastorno de identidad disociativo. Entre el 0,1 y el 1 %. En pacientes psiquiátricos la prevalencia oscila entre el 5 y el 10 %
  • Trastorno de despersonalización. No se conoce la prevalencia exacta pero algunos investigadores lo consideran el tercer trastorno psicológico más frecuente después de la depresión y la ansiedad.

 Autora: Ana Muñoz

Sugerencias; Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo. Zaragoza. (Zona Centro)
653 379 269





Diario íntimo de Carl Gustav Jung El Libro Rojo

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“Si hablo de acuerdo al espíritu de mi tiempo, debo decir: nada ni nadie puede puede justificar lo que voy a proclamar. Esta justificación la considero superflua, y además no tengo elección, debo hacerlo. He aprendido que paralelamente al espíritu del tiempo actual, hay además otra clase de espíritu actuando, a saber: aquel que controla las profundidades de todo lo que coexiste.
El espíritu de mi tiempo desearía oír hablar de uso y valor. Yo también pensaba de esta forma, y mi lado humano todavía lo hace. Pero ese otro espíritu me fuerza, a pesar de todo, a hablar, más allá de la justificación, de la utilidad y del significado. Henchido de orgullo humano y cegado por el presuntuoso espíritu de estos tiempos, intenté mantener ese otro espíritu lejos de mí. Pero no tuve en cuenta que ese hálito que gobierna lo más profundo de la existencia desde tiempo inmemorial y para toda la posteridad, posee un poder muy superior a ese espíritu que cambia con las generaciones.
Esa fuerza espiritual ha sometido el orgullo y arrogancia de mi capacidad de discernimiento. Se llevó mi fe en la ciencia, me despojó de la satisfacción que me proporcionaba la comprensión y ordenamiento de las cosas, y dejó morir en mí la devoción por los ideales de nuestro siglo. Me empujó hacia las cosas más simples y elementales.
Así mismo se apoderó de mi entendimiento y todos mis conocimientos y los puso al servicio de los inexplicable y lo paradójico. Alejó mi voz y mi escritura de todo aquello que no estuviera a su servicio, es decir de esa amalgama de sentido y sin-sentido de que se compone el supremo significado.
El supremo significado no es sólo un significado ni tampoco un absurdo, es una imagen llena de fuerza: magnificencia y fuerza unidas.
El supremo significado es el principio y el fin. Es el puente a través del cual llegar a la realización.
Los demás Dioses murieron a causa de su temporalidad, pero el supremo significado nunca muere, tan pronto es algo lleno de sentido como se convierte en algo absurdo, y de entre el fuego y la sangre originados en esa colisión vuelve a ascender de nuevo.
La Divinidad tiene una sombra. El supremo significado es real y también esta ensombrecido. Pues ¿como podría existir y ser corporeo sin tener una sombra?
La sombra es el sin-sentido. Carece de fuerza y no posee existencia por sí misma. Pero el sinsentido es el hermano eterno e inseparable del supremo significado.
Al igual que las plantas, los hombres crecen, algunos en la luz otros en las sombras. Hay muchos que necesitan las sombras y no la luz.
La imagen de Dios arroja una sombra que es tan grande como él mismo.
El supremo espíritu es grande y pequeño; vasto como el cosmos y tan minúsculo como las células de un cuerpo vivo.
El espíritu de mi tiempo que anidaba en mí deseaba conocer la grandeza y extensión del supremo conocimiento, pero no su pequeñez. Lo más profundo del ser, no obstante, venció esta arrogancia y tuve que aceptar lo insignificante para salvar lo inmortal en mí. Eso me consumió interiormente ya que era despreciable y antiheroico. Era incluso ridículo y repulsivo. Pero algo me atenazaba desde esas profundidades del ser, obligándome a beber la más amarga de las pócimas.
El espíritu de mi tiempo me tentó con la idea de que todo esto pertenece a las sombras de la Divinidad. Lo cual hubiera constituido una peligrosa decepción ya que la sombra es un sin-sentido. Pero lo pequeño, limitado y banal no es un sin-sentido sino una de las dos esencias del Altísimo.
Me resistía a aceptar que lo cotidiano pertenece a la imagen de la Divinidad. Intenté huir de este pensamiento y me refugié tras las más remotas y frías estrellas.
Pero ese espíritu de lo profundo se apropió de mí y vertió la amarga bebida entre mis labios.
El espíritu de este tiempo me susurraba: “Este supremo significado, esta imagen de Dios, esta mezcla de indiferencia y exaltación eres tú y solo tú. Pero lo más profundo del ser me decía: “Eres la imagen de un mundo eterno, todos los misterios del devenir -el nacimiento y la muerte- viven en tí. Si no los poseyeras, como podrías conocer todo esto?
Para sostener mi debilidad humana, el espíritu de lo profundo me infundió estas palabras. Y aún así eran superfluas, ya que no hablo libremente, pero debo hacerlo. Hablo porque el espíritu me roba la alegria de vivir si no lo hago. Soy como el siervo que porta algo en sus manos pero desconoce qué es. Sus manos arderían si no lo depositara donde su señor le ordenó que lo hiciera

Pero el espíritu de mi tiempo avanzó y dejó caer enfrente de mí enormes volúmenes que contenían todo mi conocimiento. Sus páginas estaban hechas de mineral, y un estilete de acero había grabado palabras inexorables in ellos, y señalando esas palabras inexorables me habló y dijo: “Toda esta palabrería, todo esto es una locura”
Es cierto, es cierto, todo lo que digo está compuesto de grandilocuencia e intoxicación, es la fealdad de la locura.
Pero el espíritu de lo profundo ascendió y me dijo: “Si, lo que hablas lo es. La grandilocuencia lo es, la intoxicación lo es, lo indigno, lo contaminado, la más insignificante dolencia lo es. Corre por las calles, vive en las casas, y domina la vida de toda la humanidad. Incluso las eternas estrellas son lugares comunes. Es la gran señora de Dios y también parte de su esencia. Uno se ríe de eso, y esa risa, también lo es. Acaso crees, hombre de este tiempo, que la risa es inferior a la adoración? Cuál es tu medida, falso tasador? La suma de la vida es la que decide sobre la risa y la adoración, no tu juicio”


EXTRACTO

Qué es la desincronía emocional

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"Estos niños son casi viejos prematuros". "A mi no me parece". Sobre las altas capacidades

¿Qué es la desincronía emocional?

Desajuste entre la edad cronológica del niño, y su edad emocional. No es tanto un desajuste del niño consigo mismo, sino con su entorno. Un niño de seis años que razona como uno de  nueve, no estará preparado emocionalmente para vivir en un mundo de nueve, porque tiene seis, y sus emociones son las propias de esa edad, con lo que carecerá del bagaje experiencial necesario para comprender y manejar sus estados emocionales. Pero si todos los niños de seis pensarán como niños de nueve, sí lo estaría.

Esta desincronía es especialmente llamativa en edades tempranas, donde las partes del cerebro que controlan los impulsos, o la atención, no se han desarrollado aún plenamente.

La desincronía emocional se manifiesta en conductas como la impulsividad, la falta de atención, hábitos nerviosos, o falta de planificación. Conductas que afectan mucho a los niños, tanto en su vida social, como en el colegio y la familia.

Su enorme racionalidad esconde, en ocasiones, una inmadurez emocional, que les puede conducir a padecer trastornos de ansiedad, miedo, y en algunos casos extremos, depresiones.

¡Ojo! No entendamos el término inmadurez emocional como sinónimo de falta de madurez. Estos niños son todo lo contrario, son casi viejos prematuros. De hecho, la frase que suele decirse es: "es muy maduro para su edad", y sí, son muy maduros para su edad, pero como decíamos antes, el mundo emocional de estos niños es enorme, y casi omnipresente. Lo que deberíamos entender, es que esa inmadurez, obedece a una falta de crecimiento acompasado de sus emociones con su racionalidad.
Esas olas de hiperemotividad son muy difíciles de controlar cuando hay un intelecto de once años, que experimenta vivencias de esa edad, pero cuya edad cronológica, por tanto, sus emociones, son de seis. Si tu hijo de tres años comienza a plantearse el sentido de la vida y la muerte, la falta de registros emocionales para gestionar esas grandes preguntas le sumirá en una enorme angustia ante la falta de respuestas con sentido.

Imagina que tu hijo de diez años  fuera lo suficientemente alto como para conducir, y lo suficientemente hábil, no le dejarías hacerlo, por mucho que te lo pidiera. ¿Por qué? Porque tienes claro que es algo que no puede hacer hasta que sea adulto. ¿Pero qué ocurre cuando lo que te pide no es tan obvio?

Tenemos muchos casos de progenitores que han sacado a sus hijos de natación, porque no querían ir y, "tenía razón"; que no los lleve al parque, "porque el niño prefiere jugar en casa"; que les dejan ver cosas poco aptas para su edad en televisión, "porque el niño no tiene miedo"; que permiten que el niño se encierre en sí mismo, "porque él es así".

El hecho de que sean niños muy racionales, capaces de daros una buena explicación para casi todo, no significa que haya que hacerles caso. No podéis perder nunca la perspectiva, aunque parezcan pequeños adolescentes de cuatro años, ¡son niños!, no son adultos en miniatura, no saben lo que les conviene, aunque crean saberlo. No podéis maravillaros con el raciocinio de vuestros hijos y permitirles que tomen las riendas de su educación, los padres sois vosotros, no podéis bajo ningún concepto, soltar el timón y dejar que ellos decidan. Tienen que vivir experiencias de niños, pasar por una vida de niño normal, porque eso será porque eso será lo que les prepare para la vida. Todas las experiencias de la vida, la escuela, el patio del colegio, los castigos, la frustración, el dolor... tienen un sentido: enseñarnos a gestionar las emociones, y si no se vivencian, difícilmente se conocerán, controlarán y dominarán.

Por otro lado, si como padres pasasteis por algo parecido, no os asustéis, vuestras experiencias no tienen por qué repetirse en vuestros hijos.

Una emoción, se aprende a controlar vivenciándola.

Bibliografía:

- "A mí no me parece. Casos prácticos para comprender la Alta Capacidad".  Eva R. Alegría; José Luis Pérez; Félix Ruiz Mahamud.

Rodrigo Córdoba Sanz. Psicólogo.
Zaragoza.
Número de Colegiado: A-1324
C/ Lacarra de Miguel (Antes General Sueiro) 27. 2C.
Zona Centro

El Secreto de la Flor de Oro

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<concepción mediante el vivir.
A esta última realmente sólo se le conoce todavía palidamente como un sentimiento desnudo, casi fantasmal, del modo de expresión religiosa, a consecuencia de lo cual se coloca se coloca también entre comillas, con el placer, el "saber" oriental y se lo exila al oscuro campo de creencias y supersticiones. Con eso, empero, queda totalmente mal entendida la "objetividad" oriental>>
Carl Gustav Jung


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