La acción y el deseo son las dos caras de un mismo proceso. Por ello, si fracasa el deseo, como es notorio que le sucede al psicótico, incapaz de encadenar sus anhelos y hacerlos pasar por el otro para proponer su devolución, la acción también se tambalea. En principio porque, no se despierta el deseo de actuar y el enfermo cae en la inactividad.
Fernando Colina: "Sobre la locura"