El psicoanálisis sigue todavía en vigencia y puede ser palabra al inconsciente humano. Jacques Lacan mantiene vivo el psicoanálisis y a la vez innova su tradición que nos sitúa en momentos diferentes del deseo y el psiquismo.
Existe una estructura en la palabra que no es sin el lector.
Un objeto que es una letra, pero es un objeto.
Este carácter de entre otorgado a la letra renueva la comprensión de los campos de la literatura, la música, la pintura y la práctica analítica.
Así, el entrecuzarse de la voz y la mirada, en la escritura del poema, en el emerger de la luz y las sombras, en el emerger de la luz y las sombras en la pintura y de la interpretación de los sueños y el leer en las asociaciones por el analista de hace, se efectúa esta duplicación ordinaria entre lo que se ve y lo que se escucha, entre lo que se escribe y lo que se habla. Correlación necesaria que hace real la división de algo llamado sujeto, que se resiste a quedar sepultado por el girar incesante del discurso capitalista y por su socia, la ciencia. El orientador de todos los trabajos de Lacan es la ética. No como un término formal e ilusorio en los tiempos de la barbarie, sino el camino en lo real. La única posibilidad de que se capte en qué, el hombre, en tanto habla, está enredado.
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Lacan contemporáneo
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